lunes, 27 de julio de 2020

TISTO HERRERO, HOMBRE DE MAR

Tisto, a la izquierda, junto a Machi y Tin-Tán, a bordo de la "Virgen de Guía". (Foto: Archivo de H. del Río). 

He aquí un resumen de la crónica que dediqué a Francisco Herrero Melijosa, Tisto, en 2000, publicada en tres entregas en las páginas del semanario de Llanes EL ORIENTE DE ASTURIAS:
                                                       

Heroísmos y tempestades



HIGINIO DEL RÍO PÉREZ

La zona del Muelle era un retablo digno de Sebastián Miranda, un friso con héroes de mahón, cincelados por el nordeste, y colores impregnados de olor al Riveru y a pulientas. En las mesas de mármol de “Casa Ángel”, los marineros hacían a lápiz las cuentas de las soldadas; “Petete” Sobrino (hijo de Vicente, el peluqueru), que era un gran artista, dibujaba en una mesa de al lado billetes de cien pesetas que parecían de verdad; en la barra del bar, cuando “Planché” oía a algún fulero una trola muy gorda, se quitaba la boina y se la calaba significativamente al revés, como diciendo: “¡Ésa te la fallo, amigu!”; y la simpática Elisa “la Colilla” contaba sus cosas a los que se cruzaban en su camino: “Pues cuando me dieron el alta en el Hospital y pasé por el Puente Cagalín, chacha, caí y por pocu rompo la castaña”...


Aquellos pescadores, que veíamos entrar y salir épicamente en el puerto a bordo de sus lanchas, nos parecían “mocines” de una película del “Benavente”. No había televisión (ésa era la suerte que teníamos los críos de entonces), y nos resultaba fácil componer paralelismos entre los relatos de Verne y las aventuras de los tripulantes de la “Eloina”, la “María Josefa”, la “Sisina” y todas las demás embarcaciones del gremio local. “Tisto” era uno de aquellos valientes que han vivido en propia carne la inmensidad de la mar.  
 Francisco Herrero Melijosa, “Tisto” (1924-2012), nació en La Moría, en una casa que daba al Sablín, aunque la entrada estaba por la parte del prado de Santa Ana (que luego sería propiedad de Tomás Amieva, “el de La Marina”). Tenía dos plantas, en cada una de las cuales había dos viviendas. En la de arriba habitaban la abuela materna de “Tisto”, en una puerta, y la familia Patiño, en la otra; debajo, los Ballesteros (la familia de “Picadina”) y ellos. Entre los vecinos de la barriada estaban “los Colillas” (“Mariquina”, “Manolón” y Felisa), en la casa de al lado; vivían también cerca de allí “los Saritos” (“Quiqui” y sus hermanos Perico, Ramona y Eloína), Magdalena, “la de las sillas”, y Tanis y Manolín, “el Hojalateru”. Los patios llegaban hasta la orilla de la mar (el muelle en dirección a la Barra no se haría hasta los años cuarenta). En la llamada “Casa de los Baños” vivían Antón, “el Buzu”; Pepe, “el del Centro” (también conocido como “El Choriceru”, con cuya hija se casaría el peluquero Pedro Conde, “el Patón”); Marcelo, “el Mugle”, y María, “la Xorobina”. En la cueva subterránea que hay en la “Casa de los Baños”, donde posteriormente pondría Maya un vivero de langosta, se pescaban congrios y esquilas.
La familia de “Tisto” estaba formada por sus padres, Cayetano Herrero de la Cruz, “Tin-Tán”, y Josefa Melijosa Gómez, y la hermana de ésta, Magdalena (que fue como la segunda madre). Magdalena, que estaba soltera y era chiquitina y geniuda, había limpiado a principios de siglo el “Café Universal” (hoy “Confecciones May”), en la planta baja del edificio que era entonces la sede del Casino. En los comienzos de los años treinta, era la encargada de las sillas de la iglesia, pues todavía no había bancos en el templo parroquial. Los domingos y fiestas de guardar, colocaba unas 280 sillas (los días de diario, menos), y al término de los cultos las volvía a amontonar junto a la puerta del coro. Le daban por ello cinco o seis reales. “Tisto” la ayudaba algunas veces, y “Tin-Tán” arreglaba las sillas que estaban estropeadas.
“Tisto” era de los que aguantaban mucho debajo del agua. “Tuli”, Manzano, Antonio Herrero (“Mimi”), Bruno García San Román y él hacían pruebas de resistencia en el Sablín, cuando todavía no estaba hecho allí el muelle. Mientras en el Casino se deslumbraban a sí mismos tres o cuatro docenas de galanes viscontianos, la niñez de los pobladores de La Moría, del Barriu y del Cuetu transcurría entre legañas y lumbres de carencia. Hay un testimonio que expresa la situación mejor que muchos ensayos de Sociología: a Manuel Melijosa Cuevas, el “Parru”, primo hermano de “Tisto”, le llevó una vez, de crío, su madre al médico, porque estaba muy estreñido. El galeno le examinó detenidamente, y “el Parru”, que ya empezaba a apuntar su casta, no pudo mantener la boca cerrada:
- “Mama: ¿pero cómo quier que cague si no como...?”

Desde que era un chavalucu, Tisto (que se casaría con Paquita González Sordo, con la que formó una gran familia) soñaba con una embarcación propia. La primera la tuvo en sociedad con “Machi”, en 1954. Se llamaba “Corazón de María” y costó en San Vicente de la Barquera 5.500 pesetas. Era pequeñuca, con un motor de gasolina de ocho caballos, como de juguete. La vendieron luego a Manolo Patiño y compraron a Valle la “Sisina”. En 1959, y también formando tándem con “Machi”, adquiriría en Foz la preciosa “Virgen de Guía”, que era más grande y estaba hecha a su gusto. Les acompañaban “Pitito”, un hijo de Logio “el Chulu”, “Tin-Tán” y “Garbanzu”.

(EL ORIENTE DE ASTURIAS, 5, 12 y 19 de mayo de 2000).

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