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lunes, 31 de octubre de 2016

MARIANNE BRESLAUER, FOTÓGRAFA DE LA REPÚBLICA DE WEIMAR


Fotógrafa en la República de Weimar, Nació en Berlín. Su padre, Alfred Breslauer (1866-1954). era un reconocido arquitecto famoso por proyectar villas lujosas. Su madre, Dorothea Lessing, una mujer culta, tan avanzada a su tiempo que participaba en campeonatos de tenis y defendía la necesidad de que sus hijas tuvieran una profesión y una vida independiente. 

Marianne Breslauer (1909-2001)

Su padre construyó la casa donde transcurrió su infancia. Tras una sólida formación de 2 años en Lette Haus en Berlín, viajó a París en 1929, donde conoció a Man Ray. Por su ascendencia judía, tuvo algunas veces que publicar bajo el seudónimo de Ipp. 
Publicó sus trabajos en revistas como Fur die Frau y Frankfurter Zeitung. Trabajó en Alemania con Elsbeth Hedenhausen en el estudio fotográfico Ullstein, donde llegó a dominar la técnica de blanco y negro.
En 1936 contrajo matrimonio con el galerista Walter Feilchenfeldt, fueron padres de Walter y Konrad Feilchenfeldt. Abandonó la Alemania de Hitler y emigró a Holanda. En 1938 comenzaría su actividad como marchante de arte.
Perteneció a una generación de mujeres fotógrafas que supieron aprovechar las libertades que les brindó la República de Weimar. Su obra es un ejemplo notable de la denominada «nueva fotografía» y se encuentra en importantes colecciones.
En la primavera de 1933 hizo un viaje por España (Girona, Barcelona, Sant Cugat, Montserrat, los Pirineos, Pamplona y San Sebastián) y Andorra, en compañía de la escritora suiza Annemarie Schwarzenbach (1908-1942).
¿Cómo se puede reconocer una buena toma fotográfica?, le preguntó una vez un periodista, y ella respondió sin dudar: «Se reconoce porque en una exposición no se pasa de largo delante de ella, porque uno se ve atraído por una página en una revista o se olvida de seguir ojeando en un libro. No son decisivos ni la técnica perfecta, ni tampoco que se trate de un tema extraordinario, lo que cuenta es la fuerza de la imagen, la expresión, el secreto del momento capturado».

domingo, 15 de marzo de 2015

JUDÍOS EN ALEMANIA: EL CASO DE HELMUT SCHMIDT


Helmut Schmidt (Hamburgo, 1918) fue canciller de la República Federal de Alemania desde 1974 hasta 1982. Le antecedió en el cargo Willy Brandt, correligionario suyo en el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), y le sucedió Helmut Kohl, de la Democracia Cristiana (CDU).
Hijo de un profesor de magisterio, Helmut Schmidt había ingresado en las Juventudes Hitlerianas a los 16 años de edad. En la Segunda Guerra Mundial tuvo varios destinos como soldado del ejército alemán (en el frente oriental, entre otros) y alcanzó el grado de teniente. Fue condecorado con la Cruz de Hierro de segunda clase.
Tras finalizar la contienda, estudió en su ciudad natal la carrera de Ciencias Económicas y Políticas. En 1946 ingresó en el Partido Socialdemócrata y fue presidente de la Liga de Estudiantes Socialistas. Su primer cargo político fue en el Ayuntamiento de Hamburgo, entre 1949 y 1953, ocupándose de asuntos de economía y transporte.
En 1953 resultó elegido diputado al Bundestag, parlamento federal alemán.
En 1967, y hasta 1969, desempeñó la presidencia del grupo parlamentario de su partido.
Desde 1968 ocupó la vicepresidencia del Partido Socialdemócrata.
Con el nombramiento de Willy Brandt como canciller, en 1969 Schmidt pasó a ser ministro de Defensa.
En 1972 fue nombrado ministro de Economía, y dos años más tarde fue elegido canciller de la República Federal Alemana dentro de una coalición formada por los socialdemócratas y el Partido Liberal (FDP) encabezado por Walter Scheel.
Se retiró de la política en 1986. A partir de ese año se dedicó al periodismo (coeditor del semanario Die Zeit, conferenciante, tertuliano en programas de televisión...).
Hasta 1988 no reveló ser de origen judío. Ese año, en un programa de la televisión francesa presentado por el ex presidente de Francia Valéry Giscard d' Estaing, dijo: "Mi abuelo era judío y mi padre, según las leyes raciales nazis de Núremberg, era semijudío. Mi padre no quería que se supiese, pero como ya ha fallecido, no tengo motivo alguno para seguir guardando el secreto".

Higinio del Río

Helmut Schmidt, el canciller de la República Federal de Alemania que se enfrentó a la crisis del petróleo de los años setenta y a los episodios más duros del terrorismo de ultraizquierda de la RAF, murió el martes 10 de noviembre de 2015 a los 96 años en su casa de Hamburgo. Schmidt dejó su impronta en la política europea con la introducción del germen del euro y destaca, junto con Willy Brandt, como la gran figura de la socialdemocracia y la política alemana de los años setenta. Su influencia como referente moral del país ha continuado desde entonces. “Un gran canciller necesita un gran tema. En el caso de Konrad Adenauer fue la ligazón a Occidente tras la catástrofe del nazismo; para Willy Brandt fue su Ostpolitik (apertura al este); y para Kohl, la reunificación. Pese a su gran importancia, la figura de Schmidt ha sufrido por carecer de ese logro sobresaliente”, sostiene su biógrafo Hans Joachim Noack.
Tras ocupar las carteras de Defensa, Economía y Finanzas, dirigió el Gobierno de 1974 a 1982. Su mandato no acabó con una derrota en las urnas, sino víctima de un cambio de coalición. Los liberales del FDP, hasta entonces sus socios de Gobierno, retiraron su apoyo al socialdemócrata para aupar al poder al democristiano Helmut Kohl, que lideraría el país los siguientes 16 años. Tras lo que él consideró una traición y afectado por las divisiones en su partido, renunció a encabezar una nueva candidatura en las siguientes elecciones.
Pragmático y representante de la real politik, anglófilo y al mismo tiempo gran defensor de la amistad germano-rusa, agudo polemista y uno de los políticos más queridos por los alemanes hasta su muerte pese a resultar en ocasiones arrogante, Schmidt llegó al poder con el doble reto de reemplazar al visionario Brandt, recién dimitido por un escándalo de espionaje, y de enfrentarse a una recesión internacional de la que Alemania, con una política keynesiana de aumento del gasto, salió mejor parada que muchos de sus socios occidentales.
Schmidt fue un decidido europeísta, que impulsó el Sistema Monetario Europeo, germen del euro
El hombre que llegó a ser teniente en el Ejército nazi durante la II Guerra Mundial se enfrentó con sangre fría a los terroristas de la Fracción del Ejército Rojo (RAF), también conocida por los nombres de sus fundadores, Baader-Meinhof. Uno de los momentos más tensos de su mandato llegó con el denominado “otoño alemán”, los días de 1977 en los que la banda secuestró y asesinó, entre otros, al banquero Jürgen Ponto y al presidente de la patronal, Hans Martin Schleyer.
El canciller no cedió a las pretensiones del grupo, que exigía la liberación de sus compañeros encarcelados y cuyo fin último era la implantación del comunismo en la Europa más industrializada. “Desde que fue secuestrado, ya contábamos con la muerte de Schleyer”, diría más tarde. “Cuando echo la vista atrás, creo que hicimos lo correcto. Pero también sé que fui corresponsable de las muertes; y que tendré que llevar esa carga”, escribió en 2008 en su libro En excedencia.
Pero quizás la decisión más importante de su mandato llegó con el llamado doble acuerdo de la OTAN. En contra de los movimientos pacifistas y de gran parte de su partido, Schmidt impulsó el estacionamiento de misiles de alcance medio si fracasaban las negociaciones de desarme entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Pasó así de ser considerado el “canciller de la paz” al “canciller de los misiles”; y sintió cada vez más la falta de apoyos entre sus compañeros del SPD, partido que nunca lideró. “Fue una decisión muy dura. Pero el tiempo ha mostrado que así aceleró la desintegración de la URSS”, asegura Noack.
Pese a su afiliación socialdemócrata, Schmidt congenió mejor con líderes conservadores como el francés Valéry Giscard d’Estaing o el estadounidense Gerald Ford, que con los teóricamente más cercanos François Mitterrand o Jimmy Carter. Con su gran amigo Giscard d’Estaing —fue al primero fuera del círculo familiar al que el alemán le habló de sus raíces judías, ocultas hasta 1988— ideó la institucionalización de las cumbres europeas y creó el Sistema Monetario Europeo. 
Casado durante casi 70 años con Hannelore Glaser, Loki, fallecida en 2010.
(EL PAÍS, 11 de noviembre de 2015)

sábado, 15 de junio de 2013

ANGELA MERKEL HASTA EN LA SOPA




La sucesión de metáforas parecía no tener fin en la tertulia que se estaba desarrollando en aquel chigre. Uno de los presentes echó mano del recuerdo de la burrina de Luquinas, nada menos, para manifestar su fe en la Europa comunitaria y su esperanza en las recetas de urgencia con las que Angela Merkel pretende poner a España en la senda de la reactivación y de la creación de empleo.(... /...)

Artículo de Higinio del Río:
"OBSESIONADOS CON ANGELA MERKEL"
(La Nueva España, 14 de junio de 2013)

domingo, 26 de mayo de 2013

BAYERN MÚNICH, EL CLUB DE LOS JUDÍOS

Kurt Landauer

Por quinta vez, el Bayern Munich se ha proclamado campeón de Europa. Se trata de un club muy peculiar. Probablemente es el más curioso de Alemania en cuanto a historia.
Fue conocido durante años como “el club de los judíos”. En su fundación, año 1900, habían participado miembros de la pequeña burguesía hebrea de la ciudad bávara.
Su presidente más emblemático fue Kurt Landauer, también judío, quien había sido jugador del equipo y luego llevaría las riendas de la entidad, antes y después de Adolf Hitler.
Múnich fue el escenario en el que tomó forma el partido nacional-socialista. Desde una de sus cervecerías se proyectó hacia toda Alemania el movimiento nazi. La sede central del partido estaba en una de sus calles.
Cuando Hitler llegó al poder, el Bayern acababa de ganar el campeonato alemán. Su presidente era Landauer, y el entrenador y tres de sus jugadores más destacados eran judíos.
Fue el club alemán que resistió más tiempo sin cumplir las consignas nazis de expulsar a los judíos de su junta directiva.
Landauer, finalmente, sería retirado de su cargo, echado de su trabajo e internado en un campo de concentración. Pudo escaparse y salvar la vida.
Después de la Segunda Guerra Mundial la afición y el propio club le restituyeron en su puesto de presidente, en 1951.
En el estadio Allianz Arena, donde el Bayern juega sus encuentros caseros, los aficionados ultras del club siguen desplegando hoy en cada partido una gigantesca pancarta con la efigie de su presidente judío, Kurt Landauer, el hombre que había puesto los cimientos de su gloriosa historia. 

Higinio del Río

Artículo de H. del Río:
"F. C. BAYERN, EL CLUB DE LOS JUDÍOS"
(La Nueva España, 19 de mayo de 2012)

Pancarta con la efigie del mítico
presidente del Bayern,
desplegada en el
Allianz Arena de Múnich.