martes, 24 de noviembre de 2020

LLANES Y EL TRANSCANTÁBRICO

Higinio del Río, durante el reportaje emitido en la principal cadena de televisión de Francia (Foto: LNE).

 

Llanes, en Cantabria, para los franceses

Una televisión gala emite un reportaje sobre el Transcantábrico y al parar en la villa asegura que está situada en la comunidad vecina

 

David Orihuela

 

Un viaje idílico en el Transcantábrico, el tren de lujo que recorre el norte España. Así lo presentó la televisión francesa TF1 en un programa emitido el lunes, “El Transcantábrico, un tren para retroceder en el tiempo”. El viaje fue en el tiempo pero también en el espacio. Al llegar a Llanes el locutor del programa dice: “Nuestra tercera parada nos lleva a una vieja ciudad medieval, Llanes, en Cantabria”, y así lo sitúan en el mapa que introduce esa parte del reportaje.

El reportero estaba bien documentado sobre la historia de la villa, pero no sobre su ubicación. “Con sus antiguos muros... ha sufrido muchos ataques a lo largo de su historia. Hay que suponer que fue atacada por los piratas”, explica. En Llanes, en la plaza de Santa Ana se encuentran con Higinio del Río, quien fuera responsable de la Casa de Cultura. Del Río les narra la historia llanisca, el Llanes medieval y ballenero, el punto de observación durante la Guerra Civil.

“Con Higinio vuelven los recuerdos de la infancia”, dice el reportero. El que fuera responsable de la Casa de Cultura de la villa explica que durante la grabación les sugirió un recorrido por Llanes y así lo hicieron. “Hablamos del pasado ballenero, de las murallas, del fuero”, explica Del Río. El paseo se prolongó durante una hora y media con paradas en Santa Ana, en el muelle y en la basílica, “donde también les conté algunas cosas en el interior”, recuerda. Esa hora larga de visita guiada por Llanes se quedó en apenas tres minutos en un reportaje que tiene una duración total de 11,32 minutos y en el que se incluyen paradas no solo en Asturias, sino también en Galicia y en el País Vasco. De hecho, el reportaje se cierra con una vista de la impresionante ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en Vizcaya, una pequeña iglesia sobre un promontorio rocoso unido a la costa a través de un puente de piedra y una escalinata de 241 peldaños. Como no podía fallar, las imágenes de San Juan se acompañan de la música de “Juego de Tronos”, ya que es uno de los escenarios de la serie.

Todo se grabó hace algo más de un año, en septiembre del año pasado, recuerda Higinio del Río. Se emitió ayer en la cadena de más audiencia en Francia y una de las televisiones más vistas de toda la Unión Europea. “Es una publicidad tremenda”, se felicita Higinio del Río, que después de tanto tiempo se sorprendió cuando ayer le empezaron a llegar mensajes de emigrantes que le estaban viendo por televisión desde Francia y Bélgica.

“Yo me había olvidado del tema hasta que ayer me empezaron a llegar mensajes de que salía en la televisión francesa. Pensé que era un error hasta que alguien me mandó una foto en la que se me veía en la plaza de Santa Ana”, explicaba ayer el cicerone llanisco de los reporteros franceses.

Inmediatamente, Higinio del Río buscó el programa en internet y se dispuso a verlo. La sorpresa llegó cuando el grafismo y el reportero sitúan Llanes en la vecina comunidad de Cantabria. “No me explico el fallo, me pilló por sorpresa, porque cuando yo estuve con ellos parecía muy claro que sabían que estábamos en Asturias”, dice Del Río, para quien ese error geográfico “no es más que una anécdota” que no arruina para nada el proyecto y la impresionante publicidad que supone para los lugares que salen en el reportaje”.

El mapa que sitúa Llanes en Cantabria. (Foto: LNE). 








domingo, 8 de noviembre de 2020

TETSUO HIRATA: UN PINTOR JAPONÉS EN LLANES

Tetsuo Hirata, entre sus colegas Alfonso Iglesias, a la izquierda, y Jesús Palacios.

                                                       

EL JURAMENTO DE LOS KAMIKAZES


HIGINIO DEL RÍO PÉREZ

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La captación de turistas japoneses en Asturias no pasa de ser una anécdota, sin huella en los registros estadísticos. En el siglo XXI no hay más remedio que seguir atribuyéndola a la casualidad, igual que cuando aterrizó en Llanes un pintor de Tokio llamado Tetsuo Hirata, hace más de treinta años. Para los chavales que jugábamos al fútbol en el Sablín, aquel personaje de Kurosawa, hospedado en casa de Tonina “la Pita”, representaba la nota más exótica que nos podíamos echar a la cara después de ver “El puente sobre el río Kwai”. (Hirata, que pintaba magistralmente rincones del puerto con lanchas en reposo, ponía a secar chicharros en el tendal, para comérselos según las costumbres ancestrales de su honorable país, pero terminaría aficionándose a los huevos “a la ranchera” del bar de Elvirina y a la rúbrica del café, copa y faria. La fascinación que despertaba entre la rapacería llegó a cotas insospechadas cuando nos enteramos de que en 1945 había hecho el juramento de los kamikazes y de que se había librado por poco de entrar en combate contra la flota de Truman. Su pasajera presencia y las excelentes exposiciones de óleos que presentó en la Casa Consistorial y en el Hotel “Don Paco” ya forman parte de la memoria colectiva llanisca).
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(Del artículo "Asturias sin japoneses", publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el viernes 5 de julio de 2002). 


EN CASA DE TONINA "LA PITA"

HIGINIO DEL RÍO PÉREZ

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Se llamaba Tetsuo Hirata, y pintaba muy bien. Apareció un día a principios de los años 70, y alquiló una habitación con derecho a cocina en la vivienda de Tonina “la Pita”, frente a la Rula. Supo encajar aquí y saborear nuestros aires veraniegos a lo largo de varias temporadas. Nos llamaban la atención sus rasgos faciales (sólo habíamos visto asiáticos en las películas de Fu Manchú) y nos fijábamos en cómo recorría con su caballete el muelle y la Barra. En silencio, con una sonrisa de cortesía oriental, permitía que nos situáramos a su lado, junto al morro del Sablín, para admirar los trazos sueltos de sus pinceles y la calidad de sus acuarelas, pobladas de colores suaves y lanchas en reposo.

Compraba en “La Pilarica” queso, chorizo o jamón y bollos de pan, y la dulce Pilar Pérez Bernot, dueña de aquella tienda de comestibles de la calle Mayor, le preparaba y envolvía los bocadillos para llevar. Otras veces, Tetsuo entraba en la cercana pescadería de Josefa, la de Carrandi, y adquiría media docena de fanecas, que luego ponía a secar en el tendal de Tonina, sobre un manto de plástico, para comerlas crudas al modo de la gastronomía nipona.

Pero no tardaría mucho en adaptarse a los tranquilos veranos llaniscos de entonces. Empezó a frecuentar los chigres y pedir el plato del día. Disfrutaba como un verderón. La fabada, el tinto, el café, la copa de Soberano y la faria entraron a formar parte de su cosmovisión de artista. Yo creo que tan sólo le faltó aprender a jugar al tute y cantar asturianadas del Presi.

Después llegamos a saber de él que durante la Segunda Guerra Mundial había pertenecido a una unidad de aviadores kamikazes, y que estuvo a punto de entrar en acción en el Pacífico, pero se libró por los pelos cuando Japón firmó la rendición ante Mac Arthur. También supimos que, tras la contienda, se había hecho profesor de Pintura en un instituto de Tokio. 

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(Del artículo "Invitación al harakiri", publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el martes 26 de febrero de 2013). 

Hirata, con Jesús Palacios de la Vega.