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viernes, 25 de abril de 2025

LLANES Y LAS BALLENAS (UNA PROTESTA EN VOZ ALTA)


EXPOSICIÓN "LLANES Y LAS BALLENAS"


MI PROTESTA EN VOZ ALTA



Por Higinio del Río

Me veo en la obligación de salir al paso de reiteradas malas prácticas de doña Maiche Perela que me afectan muy directamente. Desde hace un tiempo, esta buena señora se viene aprovechando de algunos de mis escritos sobre historia y personajes de Llanes para cocinar entradas suyas en la página de Facebook de la Cofradía de Pescadores Santa Ana. Siempre sin citarme, como si quisiera, de un modo obsesivo, quitarme visibilidad.

De mi serie de artículos titulada “Perfil”, que publiqué en EL ORIENTE DE ASTURIAS entre los años 1995 y 2000, la tal señora echó mano, al menos, de dos perfiles (puede que sean más) escritos por mí: el de Sacramento de la Llana (Mento) y el de Eulogio Cue Inés (Logio el Chulu), que habían visto la luz, a toda página, en las ediciones de 19 de enero de 1996 y 5 de mayo de 1995, respectivamente, del semanario llanisco. Doña Maiche cita El Oriente como fuente, pero omite descaradamente el nombre del autor de los artículos.
Lo más flagrante de doña Maiche respecto a mí, no obstante, tiene que ver con la exposición LLANES Y LAS BALLENAS, cedida por el Ayuntamiento a la cofradía de pescadores “tras su paso por la Casa de Cultura”, como dice ella sin ningún rigor.
En los más de treinta años que dirigí el centro cultural municipal, esa muestra de producción propia, tan unida a mi vida profesional en la gestión cultural, es uno de los trabajos que más satisfacciones me dio. Estuvo abierta desde julio de 2015 hasta abril de 2016. De su génesis y peculiaridades quiero recordarle aquí a doña Maiche (aunque lo sabe de sobra) lo siguiente:

-Yo fui el comisario de la exposición. La idea original, el guion, la preparación de principio a fin, el diseño y la ejecución de todos los detalles fueron cosa mía.

-Redacté los textos de los paneles (29, en total) a partir de una amplia bibliografía, con un propósito didáctico sobre una parte esencial de la historia de Llanes.

-Encargué al artista local Javier Ruisánchez el cartel de la exposición y la ilustración de los paneles, cuyo texto le envié previamente a él indicándole las escenas concretas que me interesaba destacar e ilustrar.

-Al admirado Javier ya le había encargado yo en 2008 que ilustrara otra muestra mía de producción propia: “Llanes y la invasión napoleónica”. Lo elegí a él de nuevo por su magistral dominio del lenguaje del cómic, tan apropiado, a mi juicio, para visualizar y divulgar los contenidos de mis exposiciones de carácter histórico.

Como era de esperar, de todo esto doña Maiche no dice ni pío. En sus comunicados públicos resulta curioso, por no decir sospechoso, que la tal señora se afane en destacar el papel del ilustrador, mientras silencia malintencionadamente todo lo que se refiere al verdadero creador de la muestra LLANES Y LAS BALLENAS.









sábado, 25 de febrero de 2023

PRESENTADO EN EL CENTRO ASTURIANO DE MADRID EL LIBRO SOBRE LA HISTORIA DE LA AVIACIÓN EN LLANES

El general Figuero Aguilar, jefe del Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire (a la izquierda), junto al autor del libro. (Foto: Armando López).


 Higinio del Río presentó su libro "Llanes ¡a volar!"


La presentación corrió a cargo de la periodista Marta Reyero 

“Es una satisfacción muy grande que podamos tener así el salón, con tantas personas para celebrar un encuentro de este tipo, como es la presentación de un gran libro”, afirmó el presidente del Centro Asturiano de Madrid, Valentín  Martínez-Otero Pérez, al abrir en el salón “Príncipe de Asturias” el acto de presentación de “Llanes ¡a volar! Un aeródromo en el horizonte de la aeronáutica de Asturias”, de Higinio del Río Pérez, el miércoles 25 de enero de 2023. El autor de la obra estuvo acompañado en la mesa por la periodista de televisión Marta Reyero Echevarría, el ex piloto Fernando Llaca de Posada, prologuista del libro, y el editor, Agustín Fernández Tresguerres, director gerente de la editorial Conais Gestión. Martínez-Otero recordó los diez años de servicio que cumplió Higinio del Río en el Centro Asturiano de la capital de España, donde desempeñó las funciones de jefe de prensa entre 1980 y 1989.

El libro recoge la historia de la aviación en el concejo llanisco a través de hechos y personajes que trascienden el ámbito local. Entre el público asistente se encontraban el general José Luis Figuero Aguilar, jefe del Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire (SHYCEA), el historiador Rafael de Madariaga y Carlos Manso, ex director del Festival Aéreo de Gijón y miembro de la Fundación Infante de Orleans (FIO).    


(ASTURIAS. Revista sociocultural del Centro Asturiano de Madrid. Marzo 2023 - Nº 660)


De izquierda a derecha, Higinio del Río, Marta Reyero, Valentín Martínez-Otero, Fernando Llaca de Posada y Agustín Fernández Tresguerres. (Fotos: Armando López).

 








jueves, 9 de enero de 2020

LLANES: POR LOS TUBOS DE LA MEMORIA

Higinio del Río, delante de la torre medieval de Llanes.
(Foto: LUISMA MURIAS).

Por los tubos de la memoria


Un viaje en el tiempo, de la Edad Media al tercer milenio, a descubrir lo que son y lo que fueron algunos lugares clave de Llanes


MARCOS PALICIO / Llanes (Asturias)

La máquina del tiempo tiene una entrada por el siglo XIII, a los pies de la torre medieval que antes que oficina de turismo fue cárcel y atalaya defensiva en la Puebla de Aguilar, cuando todavía Llanes no era Llanes. La salida devuelve al siglo XXI unos pocos metros y cientos de años más allá, junto a la puerta de un hotel que en el XVII era convento de Agustinas. Nada fue lo que parece en este viaje a saltos a través del tiempo que en la superficie sólo cruza calles de la villa, pero que cubre en realidad un trayecto que va y vuelve de la Edad Media al tercer milenio. Se ve que Llanes no es sólo fonéticamente plural.

Lo saben de sobra Higinio del Río, periodista y director de la Casa de la Cultura llanisca, y Guillermo Sordo, empresario y presidente durante tres décadas del bando festivo de San Roque. El paseo que ellos guían arranca en el corazón de la villa medieval, dejando a la espalda el torreón, las ruinas barrocas del palacio del conde de la Vega del Sella y la basílica. Antes de salir a la calle Mayor, en Posada Herrera, lo que hoy es un bar, Xaréu, guarda también el recuerdo lejano de otras vidas. Fue palacio, el de Juan Pariente, explica Del Río y confirma una placa que atestigua que aquí, en septiembre de 1517, durmieron el emperador Carlos V y su hermana Leonor después de su entrada en España por Tazones y antes de su salida de Asturias por 
Colombres, cuando tampoco él era, todavía, emperador. De la edificación original sobrevive únicamente el arco de piedra que ahora da la bienvenida a la clientela del Xaréu.

Donde la calle Mayor muere en Mercaderes se sale del Llanes medieval. Es la antigua puerta de Villa, un acceso en la muralla que aquí ya no está pero que en muchos otros puntos de la población deja a la vista que es Llanes «la localidad del norte de España que más metros de defensa conserva» desde la Edad Media, se vanagloria Del Río. Al frente, la capilla de San Roque tampoco fue siempre iglesia para venerar al santo «y al perru». También hospital de peregrinos al abrigo de la fachada que le hizo «Fermín Coste, el arquitecto que trajo el fútbol a Llanes, uno de los fundadores del Sporting».

En la plaza de Parres Sobrino, que antes era del mercado, Ramón Melijosa, peluquero, dedica unos minutos a la contemplación del pasado próximo en el que organizaban fiestas y «marchas populares en bicicleta con hasta quinientas personas». Ya no. «La juventud no es lo que era», concluye. Esta plaza, tampoco. No está el mercado, que sobrevive en el puerto, pero sí el recuerdo de aquel episodio de la Guerra de la Independencia en el que los franceses quemaron aquí los libros de Blas Posada, el padre del preboste local que luego fue ministro y que nació en esa casa, justo allí, donde el tiempo ha puesto una sidrería, a unos metros de donde atropellaban a aquella anciana en «El orfanato», la última película que ha puesto a Llanes a dar la vuelta al mundo. Lo cuenta Sordo, que lo vio desde su zapatería, La Sirena, aquí mismo, en la plaza, y da fe una silla de director de metal que señaliza «Itinerarios de cine» por Llanes y que informa de que en Parres Sobrino también se habían rodado antes «Parranda» (1977), de Gonzalo Suárez, y la serie de televisión «Los jinetes del alba» (1990), de Vicente Aranda.

El viaje adelante y atrás en el tiempo de Llanes llega al puente sobre el Carrocedo, «anterior al siglo XVI», informa Higinio del Río, «porque de esa época ya hay constancia de una reparación». Unía la villa con lo que fue el extrarradio después de una marisma por donde «las barqueras», siempre mujeres, «trasladaban en balsas los carros que venían de Santander en los siglos XII y XIII». Junto al puente, Carrocedo arriba y en una plataforma sobre el río estuvo desde 1924 hasta los noventa el teatro Benavente, hoy ausente, y al otro lado del cauce también falta el hotel Universo, adonde Cosme San Román, pionero «desconocido» del turismo llanisco, cocinó todo lo que había aprendido en el París inquieto de principios del XX. Tampoco están las ballenas que se veían desde el puerto «hasta el siglo XVIII», confirma la enciclopedia de Higinio del Río, pero sí la lonja, edificada en el agua sobre sus dieciséis columnas, y la Casa de las Sirenas y más allá la capilla de La Magdalena, y aquí los escenarios de la primera película «de impacto» en este Llanes de cine, «Porque te vi llorar», de Juan de Orduña (1941). Y más allá, del blanco y negro al multicolor, asalta el presente en los «Cubos de la memoria», que envuelven la escollera del puerto y la apuesta turística del nuevo Llanes.

Siguiendo tras el puente por la calle de Las Barqueras, el viaje vuelve a retroceder hasta la segunda mitad del siglo XIX en el barrio «castizo» de El Cuetu, edificado entonces «por gente humilde, pero no marineros», informa Higinio del Río, pero aquí el tiempo también ha hecho de las suyas. Hasta esta zona vinieron a convivir y a edificar mansiones los ricos indianos llaniscos y hoy, interviene Guillermo Sordo, es «la zona de la movida veraniega». Está el palacio de Ramón Sánchez, que también tuvo su «otra vida» cuando alojó a los pilotos alemanes de la Legión Cóndor que visitaron Llanes en la Guerra Civil, o las casas de indianos de la familia Mijares y de los Leones, adquirida ésta por el empresario astur-mexicano Juan Antonio Pérez Simón. Y el palacio de Santa Engracia, que sobrevive apuntalado, adonde se peregrinaba en tiempos a ver «el primer coche que hubo en Llanes y que compró el propietario de esta casa, Sinforiano Dosal».

Avenida de la Concepción arriba, el nombre del palacio Parterriu ya dice poco sin sus ocupantes de ficción. Es la casa de «El orfanato», un poco más abajo de lo que fue plaza de toros. La tradición taurina entró en Llanes en 1894, de la mano de la marquesa de Argüelles para ser atractivo turístico, y sobrevivió hasta los cuarenta. Hoy aquella plaza es parque. Circular como el antiguo coso, pero ya sólo parque.

El viaje quiere ir a morir al presente, camino del nuevo Llanes de la segunda vivienda veraniega, y por eso deshace lo andado volviendo sobre sus pasos y orillando de nuevo lo que fue muralla medieval para detenerse en la calle del Castillo. Higinio del Río y Guillermo Sordo se paran frente al Casino, esplendoroso edificio modernista y vestigio de la sociedad elitista de principios del siglo pasado, cuando tres «bolas negras» de los miembros del selecto club social impedían la admisión de un nuevo socio. Hoy, evidentemente, tampoco es eso. Durante la Guerra Civil fue ayuntamiento y hoy es del Ayuntamiento, que tiene su propio edificio junto a él. Calle arriba, el gran convento de la Encarnación, o eso era en el XVII, ha devenido en gran hotel y su huerta es el parque de Posada Herrera. En el centro, la estatua del llanisco ilustre, presidente y ministro en el convulso XIX español, tampoco es lo que era. «El bronce de la original se fundió durante la guerra para hacer proyectiles», termina Del Río. Más arriba sigue el Llanes de hoy, el de las urbanizaciones y las residencias de veraneo, pero esa ya es otra historia.

(LA NUEVA ESPAÑA, 12 de febrero de 2010, de la serie "Viejas y nuevas polas").

Guillermo Sordo e Higinio del Río, junto a la verja
de "Villa Partarríu". (Foto: LUISMA MURIAS).

lunes, 15 de octubre de 2018

NICOLÁS MULLER, LLANES Y OROSHÁZA


Una violonchelista de Orosháza intervino en la inauguración
de la muestra, el 23 de junio de 1990.
(Foto: Agustín Santos Blanco).

UNA EXPOSICIÓN COLECTIVA DE PINTORES HÚNGAROS EN LA CASA DE CULTURA DE LLANES


El fotógrafo Nicolás Muller residió en Andrín, en el municipio asturiano de Llanes, desde 1981 hasta su muerte en 2000. En el verano de 1990, visitó la villa llanisca una delegación cultural de la Orosháza, localidad húngara en la que había nacido en 1913 Muller. La representación, compuesta por diecinueve personas, estaba presidida por Géza Gonda, responsable de asuntos culturales del Ayuntamiento de Orosháza, y contaba con la presencia de catorce artistas plásticos. Entre ellos, Ilona Fülop, que venía basándose desde hacía un tiempo en la poesía de Federico García Lorca como motor de inspiración. Durante su estancia en Asturias se organizó en la Casa Municipal de Cultura de Llanes una exposición colectiva, que estaría abierta del 23 de junio al 2 de julio. Se expusieron óleos, acuarelas, pasteles y trabajos a plumilla -cincuenta y dos obras en total-. Los artistas de Orosháza presentes en Llanes fueron Istvan Boldizsar, Irén Csizmadia, János Fekete, Tibor Feldmann, Ilona Fülop -que venía basándose desde hacía un tiempo en la poesía de Federico García Lorca como motor de inspiración-, Tibor Hegyesi, János Horvath, Rozalia Jellinek, János Molnar, András Okros, Gyula Pap, Bálint Toth, Maria Varga y Erzsebet Veraszto.

De izquierda a derecha, Higinio del Río, Nicolás Muller
y Géza Gonda en el acto inaugural
de la exposición colectiva en Llanes.
(Foto: Agustín Santos Blanco).
  

jueves, 25 de mayo de 2017

TEATRO EN ASTURIAS: UN ENCUENTRO SIN PRECEDENTES ENTRE PROGRAMADORES Y COMPAÑÍAS


El dramaturgo Etelvino Vázquez, en la presentación
de las propuestas de la compañía Teatro del Norte.
(Foto: Higinio del Río).
  
Los días 23 y 24 de mayo de 2017, el Paraninfo de Laboral Gijón Ciudad de la Cultura fue sede de dos intensas jornadas teatrales convocadas por la Viceconsejería de Cultura del Gobierno del Principado de Asturias. Fue un encuentro absolutamente novedoso.

Asistieron al encuentro los directores de las casas municipales de cultura de 24 ayuntamientos y los representantes de 46 compañías teatrales, así como de los colectivos ACPTA (Asociación de Compañías Profesionales de Teatro y Danza en Asturias) y FOROESCENA (asociación de empresas de artes escénicas de Asturias).  
El objetivo fue facilitar el encuentro entre los programadores municipales y los grupos teatrales que forman parte del Circuito de las Artes Escénicas del Principado. Sobre el escenario, a lo largo de un total de diez horas, se sucedieron pequeñas representaciones de diez minutos, con las que se completó una visión general de las propuestas teatrales incluidas en la presente edición del Circuito de las Artes Escénicas. Los directores de las Casas de Cultura conocieron así, de primera mano, los contenidos, características, necesidades técnicas y público al que van dirigidas las obras seleccionadas.
Fue una excelente ocasión para profundizar en el conocimiento mutuo y en el intercambio de experiencias.  
El Circuito de las Artes Escénicas, una de las conquistas culturales más notables de la región asturiana en los últimos años, se creó en  2001. Es un paso más en la democratización de la cultura. 
En esencia, implica un marco de coordinación entre el Gobierno del Principado, los ayuntamientos y las compañías profesionalesy permite ofrecer y acercar el teatro a los ciudadanos de numerosos municipios. Al propio tiempo, colabora en el fomento de la creación, producción y difusión de las artes escénicas. 
En la actualidad, se programan cada año 300 representaciones dentro del Circuito, del que forman parte 25 ayuntamientos y cuarenta y ocho compañías.

Higinio del Río Pérez


Laboral Gijón Ciudad de la Cultura, sede de los encuentros.

Moisés González y Ana Eva Guerra,
de El Callejón del Gato.
(Foto: Higinio del Río).

Verónica Gutiérrez y Silvino Torre, de Factótum Teatro.
(Foto: Higinio del Río).



viernes, 21 de abril de 2017

LIBRO "DIMES Y DIRETES". UNA ENTREVISTA A HIGINIO DEL RÍO EN "EL COMERCIO"

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ENTREVISTA


HIGINIO DEL RÍO, PERIODISTA


“La entrevista fue el inicio de los periodistas asturianos en Madrid”


Ramón Batalla

Hace unos días, ha visto la luz el tercer libro del periodista llanisco y gestor cultural Higinio del Río. La obra, titulada “Dimes y Diretes”, recoge en sus páginas una selección de entrevistas a cuarenta y tres personalidades de la vida española.




iginio del Río (Llanes, 1954) considera su nuevo trabajo editorial “Dimes y Diretes” como “un resumen de mi etapa en Madrid, donde pasé dieciséis años, primero estudiando la carrera en la Facultad de Ciencias de la Información y luego trabajando en distintos medios”.
Durante ese período profesional, entre los años 1978 y 1988, realizó numerosas entrevistas, una selección de las cuales aparecen en este libro, prologado por el ex jefe de la Casa del Rey, el asturiano Sabino Fernández Campo, y estructurado en cinco capítulos: Periodismo y Literatura, Política y Políticos, Economía y Sindicalismo, Espectáculos y Deporte y Pensamiento y Sociedad.


Galería de retratos

Aparecen en “Dimes y Diretes” algunas de las personalidades más importantes de la reciente historia de España, como Carlos Bousoño, Antonio Buero Vallejo, Camilo José Cela, Antonio Mingote, Emilio Romero, Fernando Vizcaíno Casas, José María de Areilza, Enrique Barón, Manuel Fraga, Julián García Vargas, Marcelino Camacho, Carlos Ferrer Salat, Antonio Gutiérrez, Ramón Tamames, Nuria Espert, José Luis L. Aranguren, Julio Caro Baroja, Julián Marías y Amando de Miguel.
Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, Higinio del Río ha sido redactor jefe de la revista Crítica de Arte, colaborador habitual de varias publicaciones y responsable de Prensa de la Federación Nacional de Casas Regionales y Provinciales y del Centro Asturiano de Madrid.
Es, asimismo, el director de la Casa Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Llanes desde febrero de 1990.
Del Río ha publicado hasta ahora dos libros: “Asturianos en Madrid” (Avilés, 1990) y “Crónica cultural. Una aproximación a la Casa de Cultura de Llanes” (Gijón, 1992), prologados por el abogado y periodista José Mario Armero y por el sociólogo Amando de Miguel, respectivamente.
Es también autor de la tesina “Hacia el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre España e Israel”.
En su primer libro, “Asturianos en Madrid”, aparecieron algunas de las entrevistas que publicó en EL COMERCIO, a personajes como Fernando Morán, Juan Antonio Cabezas, Víctor Manuel, José León Delestal y Manuel Antonio Rico.

- ¿Qué objetivos persigue con su último libro?

- En conjunto, el libro pretende acercar al lector a uno de los períodos más intensos del siglo XX español, a lo largo del cual tuvieron lugar sucesos tan importantes como la Transición democrática, los gobiernos de UCD, la Constitución del 78, la organización del Estado de las Autonomías, el intento golpista del 23-F, la victoria del PSOE en octubre del 82 y la incorporación al Mercado Común y a la Organización del Atlántico Norte (OTAN).  

“Pretendo acercar al lector
a uno de los períodos
más intensos del siglo XX español”


- ¿Por qué la entrevista?

- Para los periodistas asturianos que hemos trabajado en Madrid, el género de la entrevista fue como un rito iniciador. Estaban tan a mano tal cantidad de personajes famosos e ilustres, tantos protagonistas permanentes de la noticia, que resultaba relativamente fácil aprovechar esa fuente inagotable de entrevistas siempre demandadas por el público lector. 

- ¿Qué condiciones básicas ha de tener un entrevistador?

- Entre otras cosas, saber escuchar e interpretar; resumir y sintetizar las respuestas con acierto, evitando la tergiversación y el cambio de sentido; y, como diría el teórico francés Philippe Gaillard, simplemente hacer decir al entrevistado lo que interesa al público.


“El único problema entre más de 
doscientos entrevistados
lo tuve con el profesor Gustavo Bueno”


- ¿Tuvo usted problemas alguna vez con los personajes entrevistados?

- Solamente en una ocasión. Con Gustavo Bueno. En una entrevista que le hice para HOJA DEL LUNES de Oviedo hace años calificó a Lluis Xabel Álvarez -marido de la consejera de Cultura en funciones, Amelia Valcárcel- de “cretino completo”. Se armó bastante alboroto y Gustavo Bueno fue objeto de una querella criminal. La acusación particular pedía una multa de varios millones de pesetas y unos años de destierro para el profesor. Lo que me sorprendió fue la salida de Bueno, que intentó, sin éxito, que pagara el pato el más débil, esto es, el periodista. Negó haber dicho “cretino completo y apunto que el calificativo empleado había sido el de “cretense”. Fue un suceso algo surrealista y no dejó de tener su gracia… El único problema entre más de doscientos personajes entrevistados.

Los mejores

- ¿De qué entrevista guarda mejor recuerdo?

- Pasé con Cela una hora y media memorable. De Julio Caro Baroja me impresionó el tono de pesimismo que tenían sus palabras. Enrique de Castro me pareció un cura admirable que está haciendo una gran labor luchando contra la droga en los barrios marginales de Madrid.

- ¿Cuál es la mayor dificultad en la elaboración de las entrevistas?

- Resumir en seis o siete folios los 90 ó 100 minutos de conversación que mantuve por término medio con cada uno de los entrevistados.


“Guardo mis mejores recuerdos de 
Camilo José Cela, Julio Caro Baroja 
y del cura Enrique de Castro”



En el prólogo del libro, el teniente general Sabino Fernández Campo, conde de Latores, señala que “Higinio del Río ha sabido extraer de las entrevistas que ahora aparecen reunidas la esencia de cada personaje, sus sentimientos interiores y sus recónditos pensamientos”.
El ex jefe de la Casa del Rey añade en su prólogo a “Dimes y Diretes” que “entre el amplio y selecto plantel de personalidades que son objeto de sus entrevistas, las hay que sentaron a través de sus respuestas unos criterios permanentes, unas opiniones intemporales que pueden tener aplicación en todo momento”.

(JUEVES 6 DE JULIO DE 1995 · EL COMERCIO)


domingo, 2 de abril de 2017

III CONFERENCIA ESTATAL DE LA CULTURAL EN VALLADOLID


Centro Cultural "Miguel Delibes" de Valladolid.
(Foto: M. Alonso Saiz).

OPINIÓN                                                               

Cura de humildad entre efectos Guggenheim

La III Conferencia Estatal de la Cultura celebrada en Valladolid



HIGINIO DEL RÍO PÉREZ

La centralidad de la cultura, reivindicada en los años de la Transición por las Comunidades Autónomas, ha dado lugar a una proliferación por toda la geografía española de gigantescos equipamientos, a los que hoy es difícil dar vida. Los “efectos Guggenheim” están a la vista, y, precisamente, en uno de esos colosales contenedores, el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid, se acaba de celebrar la III Conferencia Estatal de la Cultura.

A diferencia de encuentros anteriores, la reunión de Valladolid, organizada por la Federación Española de Asociaciones de Gestores Culturales (FEAGC), vino a concretar una suerte de cura de humildad a partir de una visión más realista y más práctica de las cosas. En 2014, el I Foro de la Cultura de Burgos, concebido en torno al concepto de la “Innovación para un cambio social”, había situado el arte y la creatividad como elementos esenciales para poder superar la crisis universal. En 2015, el I Encuentro “Cultura local y construcción de ciudadanía”, convocado en Madrid por la Dirección General de Política e Industrias Culturales y del Libro, especulaba sobre modos y maneras de involucrar, desde lo público, a los ciudadanos en los procesos culturales; y en 2016, el segundo Foro de la Cultura de la capital burgalesa, bajo el epígrafe “Identidades en la frontera”, ponía el acento en la multiculturalidad y en los crecientes desafíos de un mundo globalizado aún por digerir.
Sin abandonar las líneas de reflexión que nos fueron abiertas en las tres citas precedentes, en Valladolid se analizó la realidad bajo un prisma nuevo. Tocaba hablar de sostenibilidad, de minimalismo, de realismo a escala abarcable y a pie de obra, y así lo hizo desde el primer minuto Sergio del Molino, el autor del libro “La España vacía”.
Este escritor y ensayista reclamó una mayor atención para la gente que permanece en el campo y pidió que la cultura, tan asociada al medio urbano, pose su mirada en las almas dispersas que resisten la despoblación y la exclusión del discurso general. Acercar dos mundos separados, que se desconocen y que incluso se desprecian, en un momento en el que se impone la lógica productivista y consumista, es una idea que deberá atraer a artistas y escritores de entre 35 y 45 años, ansiosos por recuperar sus raíces y por reconectarse a un paisaje perdido. Se necesitan artistas que pongan su manejo de los símbolos al servicio de la comunidad y que generen nuevos imaginarios sociales en el entorno rural. (En Asturias tenemos un buen ejemplo de esto en la figura excelsa del músico Mento Hevia).
Las ponencias que siguieron a Del Molino hurgaron también en lo básico y añadieron al debate un infinitivo tras otro: enfatizar la cultura como derecho, frente a la cultura tomada como industria, como rentabilidad o como ocio; recuperar el valor pedagógico de la cultura; “acabar con la complicidad entre el Estado y las empresas del espectáculo y de la industria cultural”… Y en medio de todo, alertas, diagnósticos y toques de atención: sobre el proceso que padecemos de liquidación de lo público; sobe la excesiva vinculación de las áreas de cultura al turismo; sobre la necesidad de fortalecer la profesionalización de la gestión de la cultura; y, especialmente, sobre la desestructuración de la España autonómica (“las políticas culturales regionales están obsesionadas con ser independientes”, lamentó el asturiano Jorge Fernández León; “están desconectadas y con infraestructuras vacías”, añadió Alfons Martinell, de la Universidad de Girona), algo que pide a gritos un pacto para la cultura y una voluntad política para que el poder legislativo apruebe leyes que corrijan la irracional descoordinación.

El programa, que incluyó la presentación de un voluntarista Libro Blanco de Buenas Prácticas, fue clausurado por Antonio Gamoneda con el mensaje de “una cultura que haga un mundo mejor”. El poeta dio la receta de una gestión cultural “que alivie las estructuras injustas del reparto de la propiedad” y “que sea siempre un trabajo de condición humanista”. 

(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA de Oviedo, el sábado 1 de abril de 2017)



La imagen recoge uno de los debates durante el encuentro de
Valladolid.
(Foto: H. del Río).

viernes, 24 de marzo de 2017

SABINO FERNÁNDEZ CAMPO: UNA VISIÓN DEL PERIODISMO





Prólogo escrito en abril de 1995 por el general ovetense para el libro ASTURIANOS EN MADRID, de Higinio del Río:



La entrevista es un género periodístico tan interesante como difícil. Interesante, porque nos permite conocer la manera de ser y las opiniones de figuras destacadas en los distintos aspectos de la sociedad. Difícil, porque el entrevistador ha de reunir una serie de condiciones mediante las cuales pueda obtener resultados en los que se conjuguen el atractivo y la sinceridad, la oportunidad y la brillantez.
Ante todo, tiene que desplegar la habilidad necesaria para conseguir que el entrevistado acceda a serlo.
Como es natural, y sin restar valor a lo que piensan y digan personas vulgares y corrientes, la atención primordial ha de dirigirse a quienes, por su distinguida personalidad, pueden exhibir interioridades, manifestar ideas, declarar propósitos o pronosticar acontecimientos relevantes. Y no siempre resulta sencillo para el periodista abordar de buenas a primeras a los que se encuentran en esas circunstancias por su experiencia, su categoría o la misión que tienen encomendada en un momento dado.
El vencer la ocasional resistencia a aprovechar el momento propicio, encierra ya un mérito inicial para el entrevistador.
Pero las dificultades continúan porque es preciso, además, formular las preguntas con tino y con acierto, para tratar de obtener respuestas profundas, adecuadas a la posición del entrevistado, a sus responsabilidades y a su fama. Puesto que una entrevista periodística ha de ser breve, se necesita seleccionar muy bien el interrogatorio para que quien lo responde no aparezca soso y desairado. Tiene que lograrse establecer una comunicación auténtica y recíproca entre los interlocutores; una colaboración en la que el papel de cada uno quede claro, pero conjuntándose los dos en el resultado. No se trata de lanzar interrogantes al azar, buscando tan sólo el sensacionalismo que se consigue al desvelar secretos.
Es cierto que la indiscreción está más en las respuestas que en las preguntas, pero tal vez se trata de provocar sutilmente las que lo sean un poco, porque también en ellas radica la curiosidad.
Pueden ser bastante encontrados los sentimientos de las personas importantes con respecto a las entrevistas. Hay quien las desea, las busca y las acepta, quizá como un medio de promocionarse y darse a conocer o simplemente como ocasión aprovechable para manifestar lo que se piensa. Hay, en cambio, quien las teme y se niega sistemáticamente a concederlas, pensando sin duda en que es una gran virtud saber callar. “Bienaventurados los que no hablan -afirmaba Larra- porque ellos se entienden”.
“La Naturaleza -decía Quevedo- dobló casi todos los instrumentos de los sentidos; si no es el de la boca, por no dar al hombre más que una lengua, pues si con una recibe mil daños de sí mismo, ¿qué no haría con dos?”. Y muchos proceden de acuerdo con este aserto porque estiman que el que sabe callar es el más fuerte. 
Siento apartarme de la tradicional opinión en cuanto a que los viejos refranes encierran toda una sabiduría popular. En general, los encuentro desconfiados, materialistas y predominantemente negativos. Pero admitamos, al menos, que pueden tener interpretaciones distintas, sin establecer al respecto normas inconmovibles. Esto sucede con la afirmación de que “el silencio es oro”. A veces, hacen falta muchas palabras para conseguir ese oro al que el refrán alude. A no ser que precisamente se trate de vender el silencio ante un hecho comprometido. En todo caso, si es cierto que puede ser loable tener el valor de permanecer callado ante las acusaciones calumniosas, no deja de suponer todo lo contrario abstenerse de hablar cuando con la palabra se puede evitar un agravio, desmentir una infamia o deshacer un infundio.

El oro del silencio
Para algunos será incómodo hablar y prefieren corroborar el refrán al aspirar al oro del silencio, pero otros pueden caer en la mayor de las cobardías inspirada por la comodidad o por el deseo de no complicarse la existencia.
Algunas veces la entrevista nos dice más por lo que el entrevistado calla que por lo que expresa. El acierto del entrevistador consiste, entonces, en dejar constancia, sin que se note demasiado, de que el silencio se ha producido, para que puedan imaginarse las causas.
La entrevista es también una lección para aconsejar una prudencia que no se opone a la sinceridad, porque, como señalaba André Maurois, “ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa”.
Frente a la prudente sinceridad, se da en ocasiones la sinceridad descarnada e indiscreta. No es este el caso de las declaraciones que se recogen en este libro, y por eso es de resaltar el acierto con que su autor las ha seleccionado.

El peligroso deporte de la indiscreción
Pero, de ordinario, es frecuente que algunas personas practiquen el peligroso deporte de la indiscreción. Y suele ocurrir que esa indiscreción esté en razón directa de la ignorancia, ya que los más indiscretos son los menos preparados, los que menos saben, y su afán de presumir de saber les hace apresurarse a divulgar lo poco que saben, para prodigar, exagerándolos o desfigurándolos, sus mínimos conocimientos.
Alguien dijo también, con intención malévola, que hay hombres de pocas palabras, pero que resultan suficientes para expresar todas sus ideas.
La vanidad de que los demás sepan que se nos ha contado un secreto, suele ser una de las razones principales para desvelarlo. Por eso el mérito del entrevistador estriba en observar una conducta acorde con la psicología del entrevistado.
No hace mucho he leído un comentario incluido en un corto artículo de Álvaro Pombo: “Se trata de que ese vistazo o instantánea en que cualquier entrevista bien hecha consiste, contenga un resorte intelectual breve y poderoso. De lo contrario, las preguntas y respuestas se suceden sin gracia”.
Después de vencer la posible resistencia inicial de los partidarios del silencio o de los que no quieren prodigarse al exponer sus ideas, es necesario que el entrevistador formule sus preguntas de acuerdo con algunas de las consideraciones que hemos comentado. Que sean sugerentes para obtener respuestas atractivas y sustanciosas. Que respete lo que se le diga y lo recoja con exactitud, sin añadir arriesgadas interpretaciones de su propia cosecha, que no respondan a la realidad.
Puede pensarse, por otra parte, que las entrevistas han de ser de plena actualidad. Pero no olvidemos que la actualidad puede haber comenzado hace muchos años. Además, esa creencia, que puede ser exacta en muchos casos, se modifica en razón del interés que también encierra reproducir y publicar en el presente entrevistas realizadas en el pasado, porque es posible que éste sea un método eficaz para resaltar las diferencias que se producen en las opiniones, contrastar ideas con conductas posteriores, previsiones con resultados y propósitos o promesas con su cumplimiento. La experiencia puede indicarnos, por ejemplo, que los políticos no siempre quieren decir lo contrario de lo que dicen. Pero la verdad es que cada uno de nosotros es sucesivamente, no uno, sino muchos, que suelen ofrecer entre sí los más varios y asombrosos contrastes. Quizá por eso aconsejaba Churchill: “Di lo que piensas ahora con firmes palabras y dí mañana lo que piensas mañana con firmes palabras, aunque ello contradiga lo que dijiste hoy”.

Hacer los menos pronósticos posibles
La única certeza, cuando se habla de lo que puede venir, es que pocas cosas suceden según lo previsto. Ionesco afirmaba que “sólo se pueden predecir las cosas una vez que han sucedido”. Y por eso es recomendable hacer los menos pronósticos posibles. Sobre todo en relación con el futuro.
De las declaraciones formuladas hace años y publicadas -o republicadas- hoy, pueden deducirse aciertos y errores que dan más valor al oficio del que ha sabido recogerlas y reproducirlas con exactitud. 
Los tiempos que corren, cuando el acontecimiento imprevisto de cada día oscurece el del día anterior, son propicios a que se hagan patentes los errores en el vaticinio, pero asimismo dan lugar a que resulten extraordinariamente ponderables los juicios cuyo acierto se demuestra posteriormente.

Higinio del Río ha sabido extraer de las entrevistas que ahora aparecen reunidas y que por ello admiten la comparación, la esencia de cada personaje, sus sentimientos interiores y sus recónditos pensamientos.
Entre el amplio y selecto plantel de personalidades que son objeto de sus entrevistas, las hay que sentaron a través de sus respuestas unos criterios permanentes, unas opiniones intemporales que pueden tener aplicación en todo momento y encierran precisamente el valor de su acierto perdurable. Otras opiniones, más coyunturales, tienen también el mérito de marcar puntos de vista sobre hechos, momentos o situaciones más aleatorias y que, en consecuencia, pueden ser de gran utilidad para calificar las previsiones al compararlas con lo que sucede posteriormente. Optimismo y pesimismo se combinan. Pero si a muchas de las personas interrogadas se les hubiera podido anticipar sucesos, acontecimientos o escándalos que se produjeron después, no podían haberlos imaginado siquiera. Es grande la diferencia entre el vaticinio y la realidad.
Afirmaba Camilo José Cela que hay en cada persona cosas que no a todos interesan, “cosas que son para llevarlas a cuestas uno solo, como una cruz de martirio, y callárselas a los demás. A la gente no se puede decir todo lo que nos pasa, porque en la mayoría de los casos, no nos sabrían entender”.
Higinio del Río no aspira a desvelar esas cosas íntimas, pero sí a reflejar las que son dignas de conocerse y su conocimiento encierra utilidad verdadera y destacado interés.
Ha clasificado perfectamente sus entrevistas y conseguido las respuestas de personajes señeros en las distintas facetas de la vida nacional.
Y lo ha hecho a la perfección porque es un periodista culto, un interlocutor prudente, con una gran experiencia de la profesión, que recoge en este libro los diálogos que en su día aparecieron en distintas publicaciones, precedidos de ordinario por una inteligente y orientadora introducción y rodeados del ambiente en que se produjeron.
Licenciado en Periodismo, autor de varios libros y colaborador en otros, ha sido redactor jefe de la revista madrileña CRÍTICA DE ARTE y ha figurado al frente de los gabinetes de prensa de la Federación Nacional de Casas Regionales y del Centro Asturiano de Madrid. En la actualidad es director de la Casa Municipal de Cultura de Llanes, en la que realiza una gran labor.
Y, además, es asturiano.
Yo tengo el honor de ser su amigo y por eso he sentido la satisfacción de escribir estas líneas de introducción para el libro de entrevistas que ahora ve la luz.
                        
Sabino Fernández Campo




Sabino Fernández Campo (Oviedo, 1918- Madrid, 2009), militar y figura relevante de la Transición. Teniente general honorífico del Cuerpo Militar de Intervención. Secretario general y Jefe de la Casa Real de España. Conde de Latores. En julio de 1996 participó como ponente en el curso de verano “Cuestiones de Política y Derecho” de la Universidad de Alcalá de Henares, dirigido por el profesor Luis García San Miguel en la Casa Municipal de Cultura de Llanes, con una ponencia titulada “Ética y política. Reflexiones sobre Maquiavelo”.



Madrid, 17 de octubre de 1995. Presentación del libro
"Dimes y Diretes" en el Centro Asturiano.
De izquierda a derecha, Sabino Fernández Campo,
José Luis L. Aranguren, Cosme Sordo e Higinio del Río.