lunes, 19 de julio de 2021

JOSÉ FERNÁNDEZ MENÉNDEZ (PEPE "EL ALDEANO"), UN ASTURIANO DE PORLEY

José Fernández Menéndez (1943-2002).

 


OPINIÓN            

                                                   

Una esquela en Chamberí



HIGINIO DEL RÍO PÉREZ

De lunes a domingo, el hostelero José Fernández Menéndez, “Pepe el Aldeano” (natural de Porley, Cangas del Narcea), cumplía en su local de Madrid jornadas de dieciocho horas. Tipo simpático y peculiar, cuando oía en la barra a sus clientes de confianza una estupidez muy gorda, apelaba a un recurso digno de Groucho Marx: se ponía en la cabeza un pañuelo, como para protegerse de un aguacero, y sin decir ni pío los miraba irónicamente. 

Había abierto en 1970 el mesón-restaurante “El Aldeano” en Cardenal Cisneros número 33 -una calle del barrio de Chamberí que concentra la más variada representación de la gastronomía española-, y en la brega diaria estuvo secundado desde sus inicios por un camarero cojo, personaje cervantino de La Mancha, de nombre Regino, que servía las mesas con arte torero. Entre los dos abastecieron de exquisitas viandas los paladares más exigentes de la transición política. Muchos madrileños empezaron a conocer a Asturias y a encariñarse con ella en aquel salón-comedor, en el que a menudo se manifestaba el nervio de una actividad periodística. Bajo una foto en la que se veía a Pepe durante su “mili” en el crucero “Canarias”, sirviendo el almuerzo al entonces príncipe Juan Carlos de Borbón, emitía “Radio España” animadas tertulias taurinas y futbolísticas; allí nació la revista mensual “Crítica de Arte”, dirigida y editada por el llanisco José Luis Buergo, asentada ya en el mercado desde hace veinticinco años. En una de aquellas mesas, el que escribe estas líneas tuvo ocasión de hacer numerosas entrevistas para la última página de la “Hoja de Lunes” de Oviedo, que dirigía Juan de Lillo: comidas de trabajo y sabrosas sobremesas con Rafael Fernández, Juan Antonio Bardem, Santiago Carrillo, Gerardo Iglesias, Quini, Ladislao Azcona, Juan Antonio Cabezas, Arturo Fernández, Juan Velarde, José Luis Balbín... Lo más sonado tuvo lugar en diciembre de 1986, cuando, a iniciativa del mismo periódico, reunimos a los diputados Álvaro Cuesta (PSOE), Francisco Álvarez-Cascos (PP), Alejandro Rebollo (CDS) y Manuel García Fonseca (Izquierda Unida), para que valoraran las funciones que debería cumplir, a juicio de los principales partidos, el recién estrenado “Edificio Asturias” de la Calle Farmacia, un inmueble que aglutina las instalaciones del Centro Asturiano, las oficinas del Ejecutivo del Principado y la sucursal de Cajastur, y que está considerado como la primera “embajada” de una comunidad autónoma en Madrid. (En aquel debate, por cierto, el más agorero resultó ser el que sería luego ministro de Fomento, Álvarez Cascos, que advertía de la “peligrosa” dependencia de la casa regional que lidera el porruano Cosme Sordo, respecto del Gobierno que presidía entonces Pedro de Silva).

Pero todo esto ya es historia. Acabamos de enterarnos de que un cáncer ha fulminado la vida del mesonero de Porley. Contaba cincuenta y nueve años de edad. Desnudo su pecho de manzanas de oro, de urogallos de bronce o de cruces de hierro, a los buenos hosteleros de la diáspora como Pepe “el Aldeano” quizá no se les reconoce su trabajo como se merecen (ni en vida ni cuando ya están muertos), pero nadie podrá arrebatarles el orgullo de sentirse “cónsules” de su tierra natal donde quiera que estén establecidos. Asturias ha perdido a uno de sus mejores hombres en Madrid. Descanse en paz.


(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el martes 10 de septiembre de 2002). 


Entrevista publicada en la revista ASTURIAS del Centro Asturiano de Madrid (junio 1980).



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