UN LEÓN DEBAJO DE LA ESCALERA
Extravío y pervivencia del escudo de armas más antiguo de la villa de Llanes
Lucía junto a la Puerta de Villa, que daba acceso
a la Calle Mayor, y en ese punto neurálgico, al abrigo del arco de entrada, se construirían
en 1571, reinando Felipe II, dos soportales o pórticos con techumbre y columnas,
uno a cada lado, por la parte exterior de la muralla. El de la izquierda, según
se mira hacia la plaza de Santa Ana, estaba amueblado con un par de mesas grandes
de piedra, en torno a las cuales celebraban sus reuniones las autoridades
locales (regidores, jueces y alcaldes) y se fijaban los anuncios y avisos
oficiales para conocimiento de los vecinos, con el león siempre vigilante desde
el lienzo de la pared de fondo. El soportal de la derecha era otra cosa. Llamado
“del Peso” porque en él se pesaban las mercancías que entraban en Llanes, daba
vida a un animado guirigay de sacamuelas, rapabarbas, zapateros y apañados arregladores
de paraguas.
Los soportales fueron puestos a la venta por
el Ayuntamiento en los últimos años de la década de 1880 y, como resultado de
ello, Vicente Pedregal Romano (padre del escritor e historiador Vicente
Pedregal Galguera) adquiriría el de la izquierda, y Manuel Toledo Benito, madrileño,
masón, funcionario de Telégrafos en la villa y propietario y director entonces del
semanario El Oriente de Asturias, se haría con el de enfrente. A ambos les faltó
tiempo para derribar aquellas reliquias del pasado y construir en su lugar sendos
edificios de excelente arquitectura, uno de los cuales, el de Manuel Toledo, conocido
como “la Casa de las Siete Puertas” (número 2 de la Calle Mayor), mantiene tallado
en la puerta el año de su inauguración, 1890.
El medio león se perdería de vista por
aquellos años. Fue una desaparición incomprensible y chusca, reflejo del proverbial
desinterés que siempre han mostrado los llaniscos por su patrimonio histórico y
monumental. El paradero de la pieza, sin embargo, nunca fue del todo un enigma,
según pondrían de relieve los cronistas Vicente Pedregal Galguera y Fernando
Carrera Díaz-Ibargüen en algunas de sus publicaciones. Pedregal, en los años
cincuenta del siglo pasado, reveló que el blasón se encontraba en las entrañas
de la casa levantada por su padre, en el número 1 de la Calle El Castillo.
Tras permanecer escondida allí más de cien
años, la piedra armera se encontraría en 1992, de pura casualidad y con motivo
de las obras de rehabilitación del edificio: en una jornada de huelga general,
marcada por el cierre de los bares y el miedo a los piquetes, los obreros llevaron
al tajo su comida cocinada; removieron y acomodaron piedras y ladrillos para
hacer un fuego y calentar las tarteras, y de pronto, en el limbo de un rincón
del portal, apareció la efigie del medio león.
La noticia no trascendió a la prensa. Los propietarios del inmueble (Julio Álvarez Palacio, Manuel Miguel Amieva, Demetrio Sanz Ruiz y Rafael Sobrino Fernández) dieron cuenta del hallazgo a las autoridades regionales, y la historia tuvo así un final feliz. Desde 2003 el escudo de armas preside majestuosamente la escalera de la Casa Consistorial.
(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el viernes 20 de junio de 2025).
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