Conexión alemana
Un croquis hecho en Hamburgo y un contratista relacionado con el espionaje nazi
HIGINIO DEL RÍO PÉREZ
En los orígenes de la Compuerta de
Llanes, monumento que tanto echamos de menos los llaniscos, hemos hallado un
trasfondo de curiosas connotaciones (sin que sepamos si hay entre ellas algún
grado de interrelación), que vinculan a la villa de Posada Herrera de una
manera tangencial con la Alemania de Weimar.
El proyecto de la esclusa ya estaba
contemplado en 1931, dos años después de que José María Aguirre hubiera asumido
la dirección de las obras del puerto llanisco. Sobre la mesa del ingeniero
jefe, entre carpetas y planos desplegados, había información gráfica de
trabajos similares en países del norte de Europa, y estaba a la vista el
croquis detallado de una singular obra de ingeniería levantada en un muelle de
Hamburgo. Este dibujo, en el que figuraba una anotación firmada por un tal Heyn
con la fecha 23 de marzo de 1931, era el modelo que habría de inspirar el
diseño de la Compuerta de Llanes. (Luis Fernández Trespalacios, por cierto, estudioso
local de la marinería y de la pesca, autor del libro “Llanes y la mar”,
aseguraba: “No se conoce en España ninguna compuerta igual a la nuestra, pero
una vez oí decir a un alemán que hay otra muy parecida en el puerto de
Hamburgo”).
Heyn, un ingeniero de puertos,
probablemente, con un apellido inequívocamente judío, acaso terminó viéndose
engullido, no mucho después, en el drama del exilio, o en algo aún peor, cuando
el terror nacionalsocialista se impuso en Alemania y los aires de la libertad
de entreguerras quedaron borrados a latigazos. Imaginamos que en 1931 él y sus
propuestas debían de gozar de cierto crédito. Fue el año, precisamente, en el
que entró en escena en Llanes un contratista de Gijón, Bienvenido Alegría
García, para encargarse de construir la Compuerta.
Sobre la biografía de ese gijonés,
que no habría dejado indiferente a ningún novelista del género negro, el
periodista asturiano exiliado en México Ovidio Gondi y el historiador Jesús
Mella han arrojado luz y nos lo muestran nada menos que como un colaborador de
los servicios secretos de Hitler. Hijo de Bienvenido Alegría Cuervo (fundador de
la sociedad
Talleres Alegría de Aboño en 1899), Bienvenido Alegría García
había estudiado Peritaje industrial en Gijón, y en 1928 sacaría en Hamburgo el
título de ingeniero constructor. Trabajó durante un tiempo en la ciudad
hanseática, y luego regresó a su tierra natal para fundar su propia empresa de
construcción.
Tras la Guerra Civil , en la
que estuvo destinado en comisiones de fortificaciones del bando republicano,
será cuando se manifieste la faceta oculta del personaje, en plena
conflagración mundial. Gondi y Mella han dado cuenta de la relación epistolar
que mantuvo Alegría a principios de la década de los 40 con un agente de la
Abwehr llamado Heinz Lüning. Desde Cuba, donde estaba instalado, el espía
alemán enviaba a Gijón (entre otros destinos) cartas comerciales, en
apariencia, que, en realidad, contenían información sobre bases navales y
movimientos de buques aliados. Alegría transcribía renglones camuflados en
tinta invisible, y después lo remitía a otros agentes o a Berlín. Lüning acabó
siendo descubierto por la Policía, y fue fusilado en La Habana en 1942. El
contratista de la Compuerta llanisca, por su parte, continuaría la labor
empresarial en Asturias, hasta su fallecimiento en 1979, a los 74 años.
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