María Ángeles Iglesias, a la puerta de su bar "A mi bola" (antiguo "Xaréu"), en el lateral de lo que fue la casa-palacio de Juan Pariente. (Foto: H. del Río) |
OPINIÓN
OPINIÓN
Modestia de piedra
HIGINIO DEL RÍO PÉREZ
Es inevitable que los folletos
turísticos y los catálogos y guías de monumentos olviden dar cuenta de algunos
edificios y rincones íntimamente ligados a la memoria colectiva de las gentes.
En Llanes, aunque obran antecedentes de más atrás (un álbum de fotografías de
1926, por ejemplo), la primera edición propagandística en toda regla se remonta
al período de la
Segunda República , durante el que nació la Asociación de
Comerciantes e Industriales. La
ACI puso en marcha iniciativas para atraer visitantes, y una
de ellas fue la publicación en 1932 de un portfolio con abundantes
ilustraciones, módulos de anuncios y rigurosas colaboraciones de los eruditos
locales de más crédito, como Vicente Pedregal, el médico Thaliny y Fernando
Carrera. En los años 60, gracias al CIT (Centro de Iniciativas Turísticas) esta
tipo de publicaciones cobró un definitivo impulso. De todo ello tiene la
colección más completa Guillermo Sordo, “el de la Sirena ”, que en su comercio
de calzados de la Plaza
se muestra siempre servicial ante los turistas despistados que entran a comprar
“chirucas” en los días de lluvia: para todos tiene útil información,
aparatosamente transmitida con un repertorio de énfasis y gesticulaciones.
Guillermo Sordo es heredero de una
época en la que los comerciantes asumían tras el mostrador el papel de guías
turísticos, en la misma medida en que los folletos de ahora -tan perfectos en
su diseño- han heredado, a su vez, la tendencia, arrastrada desde hace cuarenta
años, a solapar testimonios pétreos del pasado. Una de las curiosidades que
nunca salen en sitio alguno es el arco de medio punto, de dovelaje roído por
los siglos y por la nortada, que constituye la entrada al Bar “Xareu”, en la Calle de Posada Herrera. Es
la puerta lateral (única pieza original que queda) de lo que fue la
casa-palacio de Juan Pariente, en la que pasó dos días en septiembre de 1517 el
príncipe Carlos, que habría de ser rey y emperador.
Cerca de allí, en el número 17 de la Calle Mayor está el
inmueble de “Acción Católica” (actual Escuela Municipal de Música), en el que
dos o tres generaciones de llaniscos hemos vivido horas felices de nuestra
infancia y juventud. Tampoco figura en los folletos, pese a ser el edificio que
albergó la primera escuela pública de Llanes. Obra debida a la generosidad del
clérigo Fernando Villar y Abariega, que instituyó en él una fundación con fines
docentes en 1757, funcionaría hasta el curso 1928-1929, en que se inauguró la
sede de las Escuelas Graduadas a espaldas del Parque de Posada Herrera (un
proyecto, éste, firmado inicialmente por Juan Álvarez Mendoza, pero reformado
por Leopoldo Corugedo en septiembre de 1921). Algunos de los críos más
espabilados que estudiaron en el centro escolar de la calle Mayor llegarían a
esguilar luego a carguinos de cierta importancia, como los de cardenal primado,
diputado en las Cortes de Cádiz, ministro de Gobernación, presidente del
Congreso, jefe del Gobierno de España o ministro de Hacienda. La escalera y la distribución
de espacios son las que tuvo siempre, y junto a una de las ventanas el maestro
Francisco Mijares escribió su “Monografía
geográfico-histórica” (1902), cuando habitó el piso de arriba con su
familia.
Retazos de los tiempos de “María
Castaña”, como el desapercibido arco o el caserón de la vetusta escuela,
aguardan todavía, en su modestia de piedra, a ser descubiertos no sólo por los
turistas, sino, sobre todo, por los propios lugareños.
(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el martes 1 de julio de 2003).
(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el martes 1 de julio de 2003).
El príncipe Carlos, retratado por Strigel. (Galería Borghese, Roma). |
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