domingo, 7 de abril de 2019

IV CONFERENCIA DE LA CULTURA EN MÉRIDA (2019)


OPINIÓN                                                               

El molino de Satán

Cuando las instituciones públicas ponen la cultura en situación de precariedad



HIGINIO DEL RÍO PÉREZ

La cultura es un derecho, no una mercancía, pero llevamos ya dos décadas intentando justificar la importancia del sector cultural sólo desde el prisma de los parámetros economicistas. Se ha sucumbido a la dictadura de los números, y la financiación pública de la cultura está en el punto de mira, bajo sospecha: según los partidos conservadores, la inversión en lo cultural está ‘demodé’; y según los partidos antisistema emergentes, cumple una función negativa al fomentar la cultura de élites, de modo que ambas visiones, curiosamente, coinciden (como si los extremos se tocasen) y se obstinan en considerar que el dinero público no es imprescindible y que, por tanto, ha de pasarse la patata caliente a la iniciativa privada.


Un relato pesimista de este tenor fue brillantemente construido por el director general del Centro Niemeyer, Carlos Cuadros Soto (Cazorla, Jaén, 1971), apenas levantado el telón de la IV Conferencia de la Cultura, desarrollada la semana pasada en Mérida bajo el epígrafe “Retos y futuro de la gestión cultural”. El ponente denunció que las instituciones públicas, al ir retirándose paulatinamente de la tutela y financiación de la cultura (es decir, de lo que debería ser su papel irrenunciable), están poniéndola en una situación de precariedad. Las instancias de lo público se vacían y quedan relegadas o abandonadas sus responsabilidades, según nos indicó con énfasis Carlos Cuadros a los cincuenta gestores culturales inscritos en el encuentro. Presupuestos más pequeños para programas y para la creación y sostenimiento de equipamientos (un 54 por ciento menos de inversión); debilidad en la acción política de fomentar la redistribución de las fuentes del conocimiento (algo esencial en una sociedad democrática); y la escasa importancia que se da a la cultura en los programas electorales de los partidos políticos, son algunos de los evidentes pasos atrás que se están dando.
El director del Niemeyer tiene muy claro que la Ley de Mecenazgo, en esencia, no es sino un traslado de la responsabilidad presupuestaria, pero, a su juicio, ha de ser el sector público el que decida y establezca las prioridades, según criterios de planificación. La mercantilización y la renuncia de la capacidad de decisión en beneficio de la iniciativa privada va contra la socialización de la cultura y fulmina los fines sociales de la misma.
El origen del pesimismo (o del realismo, mejor dicho) de Carlos Cuadros está en las leyes de la sociedad de mercado y en la corriente de pensamiento neoliberal: una especie de demonio que lo contamina todo, que lo tritura todo y nos convierte en meras cosas vendibles e intercambiables. Ante el auditorio del Centro Cultural Alcazaba de Mérida, donde tuvo lugar la Conferencia de la Cultura, Cuadros utilizó como libro de cabecera “La gran transformación”, obra cumbre del filósofo y antropólogo Karl Polanyi (1886-1964), para explicar a partir de ella la perversión y la perversidad de la economía de mercado y el desamparo social que nos acechan. El mercado como centro de la vida social (lo que Polanyi llama “el molino satánico”) y la subordinación total de los seres humanos a las reglas de ese omnipotente modelo neocapitalista va a engullir también al sector cultural, que se agregará así a las tres mercancías ficticias de las que se hablaba en “La gran transformación” (la tierra, el trabajo o la mano de obra y el dinero). Algo parecido a robarle el alma a la humanidad.

(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA de Oviedo el martes 2 de abril de 2019).


Centro Cultural Alcazaba de Mérida,
sede del encuentro.
Acto de inauguración.
Carlos Cuadros Soto, director del Niemeyer, habló de
"Retos y futuro de la gestión cultural".
"Profesionalización y regulación del sector".
De izquierda a derecha, Francisco López Hidalgo,
Jesús F. Cimarro, Adriana Moscoso del Prado
y Roger Dedeu Pastor.
"Gestión cultural e igualdad de género".
Pilar Rius Fortea, presidenta de la Asociación de Mujeres
en la Música (y antigua profesora de Guitarra del
Conservatorio "Eduardo Martínez Torner" de Oviedo),
aportó significativos datos: las mujeres representan el 8 por
ciento en el mundo de la interpretación musical
y el 3 por ciento en el de la composición, y
tan solo el 1 por ciento de las obras que se programan
han sido escritas por mujeres
"Cooperación, creación e innovación".
Participaron Félix Palma, Jerónimo Cornelles,
Elena Oliveros y José Mari Armentia.
Jerónimo Cornelles, director artístico del Festival
de Tardor Russafa Escénica (Valencia). 
Antonia Álvarez González, Ana Lozano, Queralt Prats
y José Colmenero, durante la sesión dedicada a
"Cultura inclusiva y accesible".
Ana Velasco y Borja Álvarez Rubio presentaron las primeras
conclusiones del "Observatorio de Buenas Prácticas
de la Gestión Cultural"
.

(Reportaje fotográfico de H. del Río)

 

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