Dámaso López, en la plaza de Valdemorillo (Madrid), en su época de novillero. |
El Morenito de Zamora,
a quien admiramos mucho, se halla en plena lidia de una de las reses más bravas que le han tocado en suerte: está resistiendo las embestidas del alzheimer, y lo hace con un sentimiento torero, a base de la gimnasia mental de los recuerdos, de la activación de la memoria, templando y mandando, reteniendo y recomponiendo las imágenes rotas del tiempo en el que llevaba puesto el traje de luces.
Desde la época de Luis Mazzantini,
el famoso diestro que toreó en Llanes durante las fiestas dela Magdalena
de 1894 y 1895, la historia taurina de los llaniscos (acerca de la cual se incluyen a continuación cuatro artículos, empezando por el dedicado, precisamente, al Morenito de Zamora) se ha ido escribiendo más
bien a trompicones, especialmente después de la Guerra Civil , hasta que, finalmente, por dejadez, se dejó
morir de inanición.
a quien admiramos mucho, se halla en plena lidia de una de las reses más bravas que le han tocado en suerte: está resistiendo las embestidas del alzheimer, y lo hace con un sentimiento torero, a base de la gimnasia mental de los recuerdos, de la activación de la memoria, templando y mandando, reteniendo y recomponiendo las imágenes rotas del tiempo en el que llevaba puesto el traje de luces.
Desde la época de Luis Mazzantini,
el famoso diestro que toreó en Llanes durante las fiestas de
En tiempos, sin embargo, el arte de cúchares debió de haber sido una de las señas
de identidad de Llanes. Cuando en septiembre de 1517 el príncipe Carlos pasó en
la villa dos días, camino de la Corte para su coronación como Rey de España, el regalo que le
hicieron los llaniscos fue, precisamente, un festejo taurino.
En la Segunda República
se vivirían momentos de esplendor en la plaza de El Rinconín, cuando la activa Asociación
de Comerciantes e Industriales (ACI) vio en los toros una oportunidad para
atraer visitantes durante en verano y actuó en consecuencia.
En los años
40 y 50 se asiste a una cierta recuperación de la actividad (llegó a actuar el
rejoneador Álvaro Domecq), y los últimos coletazos de la tradición se acabaron dando en
un peculiar foso natural, el de Arestín, en la localidad de Cue, allá por los
años 70.
¿Podrá
renacer esto algún día?
Dámaso López
García, antiguo novillero, conocido como el “Morenito de Zamora”, está
convencido de que ese renacimiento todavía es posible. Llanisco consorte,
casado con Aurora (Titi) Benito Pérez, nieta del legendario Pedro “el Sordu”, alimenta
la esperanza de que los bandos de Llanes (La Magdalena , San Roque y La Guía ) se decidan algún día a
incluir becerradas o novilladas en su programa de fiestas, como ocurrió en los
años 30.
Por amor al arte, Dámaso se ha ofrecido desinteresadamente para intentarlo. Posee contactos profesionales para
la contratación de los toreros y para organizar el evento adecuadamente, con
arreglo a la normativa vigente, y sabe cómo y dónde se alquila una plaza
desmontable. A su juicio, poner en práctica una iniciativa semejante sería
rentable y reforzaría notablemente la imagen de la oferta turística.
Higinio del Río
Título:
"MORENITO DE ZAMORA"
(La Nueva España, 13 de diciembre de 2011)
Dámaso López, manejando el capote |
Título:
"OLÉS EN STAND BY"
(La Nueva España,
31 de agosto de 2007)
Título:
"TARDES DE TOROS PERDIDAS"
(La Nueva España,
4 de septiembre de 2010)
Morenito de Zamora, con la muleta. (Años 50). Ilustración musical: |
Título:
"MAGISTERIO EN TOROS"
(La Nueva España,
8 de septiembre de 2012)
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