Siguen
acudiendo a la verja los turistas para contemplar el edificio, buscando las
inquietantes sensaciones suscitadas por la película “El Orfanato” (2007), de
Juan Antonio Bayona, pero ahora el personal se siente atraído también, con
desconsolada perplejidad, por las moles para viviendas residenciales que han
ido surgiendo a toda velocidad en su entorno ajardinado.
Ese porche con tejado de teja es un elemento
ajeno al proyecto arquitectónico original, y ha nacido ahora por generación
espontánea y contra natura. Trae consigo, además, el más que probable dislate de convertir en
puerta una de las ventanas de la fachada.
Los llaniscos sabemos de sobra que en la fachada principal, que da a la avenida de la Concepción, nunca hubo un porche.
Sí había uno, amplio y señorial, en la parte trasera y lateral, instalado en 1899. Lo dejó bien reflejado Cándido García (1869-1925) en dos conocidas fotografías. Estaba orientado cara al camino de La Portilla y la carretera de El Cristo, en las proximidades del bien construido muro de cierre y de una de las puertas enrejadas (desde luego, no la principal) repartidas a lo largo de la pared del perímetro.
La catedrática de Historia del Arte María Cruz Morales Saro
lo explica con claridad en un libro publicado en 1999: “La casa se abría al
jardín por medio de una gran terraza que ocupaba dos frentes del ángulo
Sur-Este de la planta baja, con antepecho de hierro y que luego se repitió en
la Quinta Guadalupe” (lo que es hoy el Archivo de Indianos de Colombres, obra
también de Lavín Casalís). “En la actualidad ha desaparecido fruto de una
reforma, pero era un elemento fundamental que permitía comprender el edificio
en su totalidad”, afirma la profesora.
Desde esa terraza o porche (que no estaba, repito, en el sitio en el que ha aparecido ahora el esperpéntico añadido) dio un célebre mitin el senador José de Parres Sobrino en 1909, en la
campaña electoral que daría el triunfo a la alianza liberal, encabezaba por él,
sobre las fuerzas conservadoras. Tengo en mi archivo una fotografía que recoge uno de los momentos de aquella intervención de Parres desde el porche original.