Foto: Ramón Batalla. |
Al que fue nuestro párroco durante tantos años, lo vemos más
próximo al padre Chisholm, de Cronin, que al Manuel bueno y mártir de Unamuno. Ni
zozobras maquilladas de cara a la galería, ni desesperanzas en su trastienda de
clérigo. Por el contrario, siempre el testimonio de la fe. La alegría de la fe.
Hombre discreto y tranquilo, de palabras sencillas, cuidadas y
bien administradas. Persona querida.
Nos
enriquece vivir en la misma localidad que él. Estamos orgullosos de tenerle cerca. Nos
gusta mirarle en la distancia, cuando va de vuelta a la casa rectoral bajo los aldabonazos del campanario, en la rutina del anochecer, caminando serenamente por
el empedrado de la calle que lleva su nombre.
Higinio del Río
Artículo:
"UN CURA Y DOS DESTINOS"
(La Nueva España, 5 de mayo de 2007)
Foto: Ramón Batalla. |
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