Monumento a Egidio Gavito, en la importante localidad llanisca de Poo. (Fotografía sacada del libro "Llanes y América. Cultura, arte y sociedad", de María Cruz Morales Saro). |
A alguien se le ocurrió intentar despojar a POO de una O, pero le salió el
tiru por la culata. Sustraer esa O de la idiosincrasia de un pueblo no es posible, ni por las buenas ni por las malas.
En las señales e indicadores de acceso a la localidad, se notan
aún, de vez en cuando, restos de la refriega: esporádicamente,
alguien, a escondidas, tacha (en un esfuerzo inútil) la segunda O
del topónimo, y a continuación, los poícos restituyen al instante lo que les pertenece, con la energía irreductible del amor propio.
Higinio del Río
OPINIÓN
Poo, con un par
HIGINIO DEL
RÍO PÉREZ
Un cierto
concepto o amago de rebeldía ciudadana parece estar cobrando en la localidad de
Poo, a kilómetro y medio de Llanes, un tono épico y lírico que empieza a
dejarse notar. Algo hay allí que lleva y que trae cantos de guerra incruenta y
tribal, pero guerra o guerrina al fin y al cabo (que no se olvide), publicitada
en camisetas, carteles y pegatinas.
Una “o”
puede ser casi la mitad de un nombre o de un apellido. Por eso Poo se opone a
que, en aplicación de la nueva toponimia oficial, se le quite de un plumazo una
de sus dos vocales, un trozo de su DNI, que es una marca identitaria desde
tiempo inmemorial. Una simple “o” es capaz de movilizar el amor propio y el
patriotismo chico, de modo que los poícos han decidido sacar un eslogan de
protesta: “Poo, con un par”, que es su grito bélico e irrenunciable.
Si, hace 40
años, el Centro de Iniciativas y Turismo había popularizado el lema “Llanes, 30
playas” -un mensaje turístico redondo, encumbrado ya en la historia-, ahora los
turistas van a poder adquirir como ‘souvenir’ niquis con una consigna impresa
no menos redonda e histórica: “Poo, con un par”, ideada por alguien que aún no
sabemos quien es pero que desmuestra tener más imaginación que el que lanzó la
exitosa cursilería de “I love New York” (1).
Poo luce
activos muy singulares. “Su iglesia,
cementerio y escuelas no tienen igual en ninguna aldea asturiana”, apuntaba
Francisco Mijares Mijares en un libro fundamental publicado en 1904:
“Monografía geográfico-histórica del concejo de Llanes” (2); Poo fue
la cuna de Egidio Gavito (1829-1910), quizá el más grande de los alcaldes que
ha tenido Llanes (a él se deben el hospital municipal, el abastecimiento de
agua potable a la villa y la electrificación del alumbrado); en su fiesta mayor
de Nuestra Señora, cada 15 de agosto, Poo aporta -al igual que Andrín- la
romería que le falta a la festividad patronal de la capital del municipio
(Santa María de Llanes), que se celebra el mismo día, pero sólo con una misa
solemne y una procesión; desde los primeros años del siglo pasado, y gracias a
los indianos, la localidad posee un conjunto cívico muy notable, compuesto por
las escuelas, la bolera cubierta y el casino (“una dotación tan novedosa que ni Llanes la tenía aún”, según la
profesora María Cruz Morales (3)); cuenta asimismo con “La Javariega ”, uno de los
mejores edificios concebidos por el arquitecto Manuel del Busto, y con el “Palu
de Poo” y con una estatua sublime esculpida por Sebastián Miranda y con tres playas
de aúpa y con un afamado torneo de bolo palma para veteranos... Pero, además de
estas señas de identidad, Poo lo que tiene es un par de “os” como dos soles.
El eslogan
puesto ahora en órbita por los poícos ha emergido espontáneamente,
poderosamente, y arrastra un clamor unánime. Sin duda, los 59 vecinos que tenía
este pueblo en 1591; los 122 que se contabilizaban a finales del siglo XVIII y
los 650 censados en la zona en 1891 (después de que en 1849 se convirtiese en “vicaría independiente y parroquia de
entrada”, en palabras del citado Francisco Mijares (4)) lo
habrían respaldado con idéntico entusiasmo. Poo tiene hoy 300 habitantes
-tantos como los espartanos de esa película de Zack Snyder que recrea la
batalla de las Termópilas- y constituyen para los mandamases de la política
lingüística del Principado un hueso imposible de roer.
(Diario LA NUEVA ESPAÑA, martes, 10 de
abril de 2007)
1.
El autor del diseño de la pegatina fue Juan José
Merodio.
2.
MIJARES MIJARES, Francisco. “Monografía geográfico-histórica
del concejo de Llanes”. Pag. 65. Temas Llanes nº 37. Ed. “El Oriente de
Asturias”. Llanes, 1987.
3.
MORALES SARO, María Cruz. “Llanes y América.
Cultura, arte y sociedad”. Pag. 189. Ayuntamiento de Llanes-Editorial Porrúa.
México, 1999.
4.
MIJARES MIJARES, Francisco. Op. cit., pag. 65.
La Javariega, obra del arquitecto Manuel del Busto. (Imagen extraída también del libro de la profesora Morales Saro). |
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