OPINIÓN
Asturias como refugio poético
El empeño en lograr para la región asturiana la capitalidad de la poesía
HIGINIO DEL RÍO PÉREZ
Manuel Alcántara (“asiduo columnista y terco aprendiz de poeta”,
como él mismo se definía) lo tenía muy claro: “el mundo tiene que cambiar,
porque lo que somos los poetas, no vamos a cambiar nunca”, solía decir. Una
frase que podría suscribir perfectamente Graciano García, cuyo alma, entre galeradas
y versos, lleva toda la vida soñando con un mundo mejor.
En el ágape de la Asociación de la Prensa en Oviedo, con motivo de
la festividad de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas, “Chano”,
como le llaman sus amigos, fue el personaje central. Se le veía con la ilusión
de un crío, y en todos los corrillos de los compañeros se comentaba con
admiración el empeño en el que anda metido: lleva recogidas ya casi diez mil
firmas para que nuestra región sea declarada capital mundial de la poesía.
El director emérito de la Fundación Princesa
de Asturias estaba entre el grupo de veteranos ilustres, con Juan de Lillo,
Orlando Sanz, José Manuel Vaquero, Melchor F. Díaz, Carlos Rodríguez, José
Antonio Rodríguez Canal y Juan Manuel Wes, entre otros, y se notaba mucho la
ausencia de Luis José Ávila, fallecido en septiembre. Nos hicimos una foto con
ellos.
Leones indomables de una etapa memorable del periodismo asturiano,
esa pléyade de maestros es el mejor espejo en el que pueden mirarse las nuevas
generaciones de periodistas. Sacrificados, objetivos y valientes, de ellos se
pueden aprender muchas lecciones. Nunca fueron meros altavoces de los mensajes
propagandísticos a los que son tan dados los políticos; siempre tuvieron olfato
de gol y un afilado sentido crítico que les hacía descartar los cuentos chinos
y las “verdades oficiales”. Contrariamente a lo que tantas veces se ve hoy en
las ruedas de prensa, abominaban de los trágalas y de los silencios cómplices y
sabían hacer preguntas pertinentes y esenciales, las que verdaderamente
interesan a la gente.
Seguir su ejemplo y sus consejos se hace muy necesario en momentos
como éstos, cuando se atisba en el oficio un panorama desalentador y vulgar, de
sometimiento a las ínfulas de personajes y cargos públicos mal preparados, de
perfil plano, sin experiencia laboral y poco dispuestos a rendir cuentas de su
gestión.
Estamos bajo un techo de incipientes nubarrones, entre los que se adivina
el revoltijo de oscuros intereses de grupos editoriales, consorcios de
comunicación y portales web, que recuerda mucho los universos de Orwell. A los
poderes terrenales, a los grandes, a los medianos y a los pequeños, siempre les
ha estorbado la prensa libre. Sería verdaderamente terrible que el poder
político aspirara -es un decir- a acabar con la independencia judicial, pero
igual de letal para las libertades democráticas nos parecería que una
ciudadanía adoctrinada, narcotizada o simplemente despistada permitiera que la
casta gobernante de turno hurtase el derecho fundamental a la información y a
la opinión.
Todos los periodistas somos un poco poetas. Por eso, dada la
situación, el territorio poético que propone Graciano García es como un puerto
de refugio. Lo de la capitalidad de la poesía puede traer consigo una
oportunidad de sosiego y un ingente caudal de energía creativa y transformadora.
Puede provocar también una sensibilización social a gran escala, y de paso,
incluso, mover al Cuarto Poder a rearmarse de dignidad y fuerza moral. Soñar no
cuesta nada.
(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el lunes 10 de febrero de 2020).
Ignacio Martínez, Carlos Rodríguez, Higinio del Río, Graciano García y Juan de Lillo. |
Higinio del Río, Orlando Sanz, José Luis López del Valle, Rafael Sánchez Avello, Carlos Cuesta, Eduardo García, Evelio G. Palacio y Alberto Menéndez. |
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