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jueves, 13 de febrero de 2020

GRACIANO GARCÍA: PERIODISMO Y POESÍA

De izquierda a derecha, José Manuel Vaquero, Melchor F. Díaz,
Ignacio Martínez, Carlos Rodríguez, Higinio del Río, Graciano García,
Ángeles Rivero, Juan de Lillo y Alberto Menéndez.
(Oviedo, 24 de enero de 2020)

OPINIÓN                                                               

Asturias como refugio poético

El empeño en lograr para la región asturiana la capitalidad de la poesía



HIGINIO DEL RÍO PÉREZ

Manuel Alcántara (“asiduo columnista y terco aprendiz de poeta”, como él mismo se definía) lo tenía muy claro: “el mundo tiene que cambiar, porque lo que somos los poetas, no vamos a cambiar nunca”, solía decir. Una frase que podría suscribir perfectamente Graciano García, cuyo alma, entre galeradas y versos, lleva toda la vida soñando con un mundo mejor.
En el ágape de la Asociación de la Prensa en Oviedo, con motivo de la festividad de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas, “Chano”, como le llaman sus amigos, fue el personaje central. Se le veía con la ilusión de un crío, y en todos los corrillos de los compañeros se comentaba con admiración el empeño en el que anda metido: lleva recogidas ya casi diez mil firmas para que nuestra región sea declarada capital mundial de la poesía.

El director emérito de la Fundación Princesa de Asturias estaba entre el grupo de veteranos ilustres, con Juan de Lillo, Orlando Sanz, José Manuel Vaquero, Melchor F. Díaz, Carlos Rodríguez, José Antonio Rodríguez Canal y Juan Manuel Wes, entre otros, y se notaba mucho la ausencia de Luis José Ávila, fallecido en septiembre. Nos hicimos una foto con ellos.
Leones indomables de una etapa memorable del periodismo asturiano, esa pléyade de maestros es el mejor espejo en el que pueden mirarse las nuevas generaciones de periodistas. Sacrificados, objetivos y valientes, de ellos se pueden aprender muchas lecciones. Nunca fueron meros altavoces de los mensajes propagandísticos a los que son tan dados los políticos; siempre tuvieron olfato de gol y un afilado sentido crítico que les hacía descartar los cuentos chinos y las “verdades oficiales”. Contrariamente a lo que tantas veces se ve hoy en las ruedas de prensa, abominaban de los trágalas y de los silencios cómplices y sabían hacer preguntas pertinentes y esenciales, las que verdaderamente interesan a la gente. 
Seguir su ejemplo y sus consejos se hace muy necesario en momentos como éstos, cuando se atisba en el oficio un panorama desalentador y vulgar, de sometimiento a las ínfulas de personajes y cargos públicos mal preparados, de perfil plano, sin experiencia laboral y poco dispuestos a rendir cuentas de su gestión.
Estamos bajo un techo de incipientes nubarrones, entre los que se adivina el revoltijo de oscuros intereses de grupos editoriales, consorcios de comunicación y portales web, que recuerda mucho los universos de Orwell. A los poderes terrenales, a los grandes, a los medianos y a los pequeños, siempre les ha estorbado la prensa libre. Sería verdaderamente terrible que el poder político aspirara -es un decir- a acabar con la independencia judicial, pero igual de letal para las libertades democráticas nos parecería que una ciudadanía adoctrinada, narcotizada o simplemente despistada permitiera que la casta gobernante de turno hurtase el derecho fundamental a la información y a la opinión. 
Todos los periodistas somos un poco poetas. Por eso, dada la situación, el territorio poético que propone Graciano García es como un puerto de refugio. Lo de la capitalidad de la poesía puede traer consigo una oportunidad de sosiego y un ingente caudal de energía creativa y transformadora. Puede provocar también una sensibilización social a gran escala, y de paso, incluso, mover al Cuarto Poder a rearmarse de dignidad y fuerza moral. Soñar no cuesta nada.

(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el lunes 10 de febrero de 2020).



Ignacio Martínez, Carlos Rodríguez, Higinio del Río,
Graciano García y Juan de Lillo.

Higinio del Río, Orlando Sanz, José Luis López del Valle, Rafael Sánchez Avello, Carlos Cuesta, Eduardo García, Evelio G. Palacio y Alberto Menéndez.

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