OPINIÓN
OPINIÓN
Cine imprescindible
HIGINIO DEL RÍO PÉREZ
Una
mañana de finales de julio de 1940, el realizador cinematográfico Juan de
Orduña (“Agustina de Aragón”, “Locura de amor”, “El último cuplé”, etcétera)
picó en la puerta de la casa de Pedro “el Sordu” y Aurora Bernot, en Llanes.
Acababa de llegar a la villa de Ángel de la Moría para rodar un drama romántico -su segunda
película como director- y acudía a aquella casina del Barriu a pedir permiso al
matrimonio para instalar las cámaras y rodar desde allí una toma del puerto.
Pedro y Aurora, que eran la bondad personificada, no pusieron ninguna pega, y
Orduña ordenó a sus colaboradores meter los bártulos, mientras él se asomaba al
paisaje que ofrecía la terraza. Era tal y como lo había imaginado. El patio de
la casa de “El Sordu” era, talmente, la cubierta de un barco varado en el
vértice mismo de la zona portuaria.
Desde
aquel enclave, la cámara de Orduña pudo obtener un barrido de izquierda a
derecha inmejorable. El muelle, la dársena, la Peña Redonda , el Sablín y
Cimadevilla formaban la perspectiva buscada para los créditos de la
presentación. La película, primer gran largometraje que se rodó en la patria
llanisca, se titulaba “Porque te vi llorar” y tenía como protagonistas a los
hermanos Luis y Pastora Peña. El argumento, basado en una novela de Jaime de
Salas Merlé, es un melodrama ajustado a la óptica de los vencedores de la Guerra Civil : el estallido del
conflicto sorprende a una familia de derechas en pleno veraneo; irrumpe con
nocturnidad una camioneta cargada de milicianos; la hija resulta violada y su
novio, asesinado. La muchacha, que quedaría embarazada y sin futuro aparente,
verá aparecer luego al mocín redentor, y colorín colorado. Esta película, estrenada
en 1941 en el Palacio de la
Prensa , en Madrid (dicen que la cola del público llegaba
hasta la plaza de España), se ha convertido en un título clásico del cine
español.
Años
después (1994), la filmografía llanisca -que no es un invento de ahora, sino que
tiene una tradición muy larga, desde 1917- incorporaría a su abundante
colección otra película romántica que tiene también la matanza fraticida como
telón de fondo. Me refiero a la producción “Pasiones rotas” (su título
original, “Talk of angels”), dirigida por el inglés Nick Hamm. Una buena
historia construida desde la perspectiva de los perdedores y situada en 1936:
una joven institutriz irlandesa llega a una mansión para educar a las hijas de
una familia de la alta sociedad, y será testigo de los prolegómenos de la
guerra de España.
Ambas
películas se complementan. Son, formalmente, una síntesis del concepto de
maniqueísmo. En un caso, los malos son los rojos; en el otro, los fascistas.
Para los llaniscos, “Porque te vi llorar” tiene una importancia capital, porque
nos permite introducirnos en el túnel del tiempo y ver cómo era la fisonomía
urbana de aquel Llanes surgido de la conflagración. “Pasiones rotas”, por su
parte, con su tono asépticamente británico, con la elegante música de Trevor Jones
y con el concurso de artistas muy notables, como la bellísima Polly Walker y
Frances McDormand (ganadora del Oscar a la mejor actriz por su participación en
“Fargo”), es el único retrato cinematográfico que queda del palacio de los
Altares, reflejado en la cinta con todo detalle, tanto en interiores como en
exteriores. Aquel edificio isabelino, que se levantaba en Pancar, sería
incendiado siete años después de que se rodara allí la ópera prima de Hamm.
Durante
el verano, estas dos películas -imprescindibles en el acervo y en la memoria de
los llaniscos- se proyectaron al aire libre en Hontoria, Barro, Parres y Llanes
y constituyeron uno de los éxitos incuestionables del “Verano Cultural 2008” del
Ayuntamiento.
(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el jueves 2 de octubre de 2008)
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