Mis libros

martes, 30 de diciembre de 2014

CULTURA COMO RECURSO GLOBAL

Cartel del I FORO DE LA CULTURA,
Burgos, noviembre 2014

Artículo en LA NUEVA ESPAÑA


Cultura como recurso global

HIGINIO DEL RÍO PÉREZ

Cuanta más oscuridad hay, más se habla de cultura. Reflexionar sobre la cultura como idea-fuerza, como valor simbólico (quizá también como panacea), está más en boga que nunca. Impregna los discursos y es el nunca acabar en un contexto de crisis en el que se buscan salidas a la desesperada. La cita más reciente ha sido el Foro de la Cultura organizado en Burgos.
Bajo el enunciado “Innovación para un cambio social”, 70 expertos intentaron allí iluminar un horizonte sobrecogedor por su magnitud: hablaron de la cultura como instrumento de cohesión social y como influencia en el desarrollo de un territorio; de la cultura y la educación como factores de integración de los desfavorecidos; del sentido artístico y su relación con el concepto de función y con la industria; de ecología y de la sintonía entre cultura, arte y sostenibilidad; de la banalización de la cultura, rebajada a producto de consumo y mero espectáculo; del tratamiento que se da al hecho cultural en los medios; de la dramática carencia de enseñanzas artísticas en el sistema educativo; del arrinconamiento consciente (y probablemente malintencionado) de las Humanidades; de la necesidad de programas basados en valores éticos para la formación de una ciudadanía activa y solidaria; de la virtud de las palabras para contribuir a transformar el mundo; de las prisas y la voracidad del cibernauta, incapaz de digerir y recordar aquello a lo que se asoma a diario en la infinitud del mundo digital…
Entre los ponentes estaban el arquitecto Rafael Moneo; el pintor Antonio López; Miguel Zugaza, director general del Museo del Prado; José Guirao, responsable de la Fundación Caja Madrid y ex director del Museo Centro de Arte Reina Sofía; Eudald Carbonell, uno de los investigadores del yacimiento de Atapuerca; el escritor Bernardo Atxaga; el ex ministro de Educación Ángel Gabilondo; el antropólogo francés Marc Augé; el sociólogo Mariano Fernández Enguita; el periodista Borja Hermoso (jefe de la sección de Cultura de EL PAÍS); Helena Pimenta, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, y el jurista Antonio Garrigues Walker (quien, sintomáticamente, comentó que cada vez recibe más invitaciones a participar en encuentros similares al de Burgos). 
Se empezó buscando nuevas definiciones del término cultura. Guirao propuso una que tiene que ver con la idea de pertenencia, de identificación con un lugar. La cultura, indicó, se genera con un esquema simple: un individuo que tiene algo que decir y otro que está dispuesto a escuchar. Gabilondo la definió como cuidado de uno mismo y cultivo de sí y de los otros; como conocimiento, en suma, para crecer. En este sentido tiene que ser un instrumento de transformación individual y social. Se podría interpretar como insurrección e impugnación de los valores establecidos. Sin embargo, hoy acumulamos conocimiento e información sin saber luego qué hacer con ello. La universalización de la cultura no está significando su democratización, ni mucho menos. Miguel Zugaza, que lamentó que la cultura cubre a veces, “de un modo bastardo”, el ámbito del entretenimiento, atribuye a los museos un papel en esa democratización y los ve como colaboradores en la educación de la sociedad.
Lo que más llamó la atención del encuentro de Burgos fue la llamada de auxilio que se lanzó al arte. Un llamada vigorosa y conmovedora, en un momento en que se percibe el desastre hacia el que camina el mundo. Se habló del arte como asidero, como representación simbólica, y se le quiso poner en relación con el entorno natural, sin el cual la cultura es imposible (“la naturaleza ya no es un trasfondo, está en el centro de la escena”, dijo el profesor de la Facultad de Bellas Artes de Madrid José María Parreño).
Del arte y de la cultura se espera una actitud de respuesta (un arte que recupere su noción del tiempo y esté atento a las necesidades de la gente), una capacidad prospectiva e intuitiva como forma de objetivar la realidad (Parreño) y también una capacidad mediadora para provocar sentimientos, para aprender y comprender (Miriam García García arquitecta).
Se puede considerar el arte incluso como contrapeso de la economía egoísta que domina el mundo. Hay que buscar que la visión de los artistas entre en el mundo de la empresa (Parreño). El capitalismo puede ser corregido por el arte, y vemos que la Bauhaus es adoptada por Ikea. (Fernando -García-Dory, artista y agroecólogo).
Hay quien espera, como José Albelda, ex dirigente de Greenpeace, que el cambio sea revolucionario sin medias tintas, dado el poco tiempo de que disponemos. El arte y la cultura tienen una función empática y unificadora. Urge encontrar una estética que aglutine, algo general con lo que identificarse. “El arte, que nace en las márgenes del sistema, debe ser contracultural y recoger una función profética. Ha de ser capaz de generar una conciencia de cambio y concretar las necesidades sociales. Necesitamos nuevos relatos, nuevas referencias que enganchen” (Albelda).
“El arte no escapa del modo de empujar las cosas hacia adelante”, reconocería Moneo en un coloquio sobre “El arte trascendido”, en el que también tomó parte Antonio López. El pintor de Tomelloso, para el que decir arte y trascendencia es una redundancia (él prefiere hablar de arte “necesario”, en vez de “trascendente” o “trascendido”, términos que le parecen arrogantes) dejó patente su distanciamiento de los artistas que hacen hoy un arte pesimista y dramático, como el de Bacon: “La desolación goza de prestigio, el artista desolado vende, está de moda, pero yo creo que no tiene que ser todo tan deleznable”. 

(Diario LA NUEVA ESPAÑA, Oviedo, 29 de diciembre de 2014)., 

Miguel Zugaza.
José Guirao.
Antonio Garrigues Walker.
Ángel Gabilondo.
Antonio López.
Rafael Moneo.
Rafael Moneo e Higinio del Río.

sábado, 27 de diciembre de 2014

ARKADI FUTER: MÚSICO RUSO EN ASTURIAS

Fotografía: Diario EL COMERCIO.

Concertino de la Gran Orquesta Sinfónica de la Radio y Televisión de la URSS y de la Orquesta Filarmónica de Moscú, en 1979 había entrado a formar parte del grupo «Los Virtuosos de Moscú», fundado entonces por el también violinista Vladimir Spivakov. Esta prestigiosa formación de cámara se estableció en el Principado de Asturias en 1990 y sus sones y su magisterio, como un imprevisto regalo del Este, llegarían a localidades poco familiarizadas con la música clásica. Su violín contribuyó, sencillamente, a universalizar la alta cultura. En 1998 fue nombrado con todos los honores artista emérito de la República de Rusia. 
Arkadi Futer había nacido en Moscú en 1932. Murió en Gijón en 2011.



De izquierda a derecha, Amaiak Durgarian, Higinio del Río
y Arkadi Futer. (3 de septiembre de 1993).


domingo, 21 de diciembre de 2014

LILIÁN DE CELIS: ARTISTA ESPAÑOLA, GLORIA DE ASTURIAS




LILIÁN DE CELIS

Las cupletistas, las buenas cupletistas, escasean, pero siempre han tenido cuerda para rato, fieles al guión de violeteras, de modistillas, de leandras y reinas del Paralelo. Fueron la respuesta de plumas y lentejuelas al pesimismo sartriano y prohibido del otro lado de los Pirineos. Verbo y carne de pecado venial. Suspiros de España. Pasodoble, sangre y arena.

La guapa asturiana Lilián de Celis, quizá la más representativa de todas ellas, con una trayectoria artística de más de cincuenta años, continúa trabajando duro y llena de vida. Podría decir lo mismo que Billy Wilder: “No tengo ninguna intención de retirarme. Por lo que a mí respecta, el baile no ha hecho más que empezar”.
La Filmoteca de Asturias y varios ayuntamientos están programando durante estos meses ciclos dedicados a Lilián Ángela de Celis Collía, la heredera de Raquel Meller. Es ahora cuando esta actriz y cantante de Fíos (concejo de Parres) está teniendo más oportunidades de actuar para sus paisanos, después de haber corrido mucho mundo. Ajena a la tropa cagalera de la prensa del corazón, presume de que una calle de Arriondas lleva su nombre y se entrega a la experiencia de fundirse con el público de su tierra en los coliseos más lujosos y en las casas de cultura más modestas. Canta y ríe con la gente, presenta sus películas y relata anécdotas de los rodajes. “Es la actriz asturiana con una mayor proyección internacional”, certifica Juan Bonifacio Lorenzo Benavente, director de la Filmoteca.
Artista culta, valiente, irónica y de férrea autodisciplina, Lilián de Celis nunca tuvo pelos en la lengua. “Usted, señor mío, está completamente errado. Y no le digo cómo se escribe esta palabra”, le soltó una vez a un concejal de dura mollera. Empezó su carrera en Radio Madrid, en cuyo estudio de Gran Vía cantaba acompañada por la orquesta del maestro Indalecio Cisneros, su descubridor. Debutó en el Circo Price y cosechó enseguida un éxito apoteósico en el Teatro Albéniz. De su currículum cinematográfico -que se desarrolló en España y en América, sobre todo en México-, pudimos ver recientemente en Llanes “Aquellos tiempos del cuplé” (su debú en 1958, en la película española de más alto presupuesto entonces) y “Alma aragonesa” (1960, de José Ochoa), entre otras joyas. En las primeras filas, antiguos emigrantes llaniscos a tierras aztecas mostraban fotos que se habían hecho con ella hace cuarenta años. “Tal como la vemos ahora, tan sencilla y tan sublime, así era allá esta gran mujer en su época de esplendor. Los mexicanos la adoran”, decía uno de ellos, José Manuel Suárez, de “los del Rubiu”, exultante por el reencuentro con una diva de las de verdad.


Higinio del Río
(LA NUEVA ESPAÑA. Sábado, 11 de junio de 2005).



miércoles, 26 de noviembre de 2014

ROSARIO ROZAS, UNA ESCULTORA MEXICANA NACIDA EN LLANES




Rosario Rozas es una artista plástica mexicana nacida en Llanes (Principado de Asturias, España). Reside en León Guanajuato (México). Escultora, pintora, restauradora y diseñadora. Directora de Rozas Galería. Desde 1991 tiene abierto un taller de fundición. 
En 2014 viajó a Llanes para dar a conocer su obra a los llaniscos.


Estudió en profundidad la figura humana y el muralismo y ha expuesto, tanto colectiva como individualmente, en México, Estados Unidos y Japón. 
Ejecuta trabajos en bronce a la cera perdida y en fibra de vidrio. 
Hace pintura de caballete, murales, acuarela, óleo y técnicas mixtas. 
Es también ilustradora y diseñadora (autora de medallas conmemorativas, premios empresariales y culturales, vitrales, portadas de libros y stands en ferias comerciales como la SIC de París o la NSF de Nueva York). 
Poseen obras suyas instituciones y particulares de León Guanajuato, México D. F., Jalisco, Tijuana, Baja California, Veracruz, Tampico y San Diego (Estados Unidos).
Como restauradora ha intervenido en monumentos urbanos, piezas de bronce e imágenes religiosas.
Ha sido profesora de la Universidad Iberoamericana, en las asignaturas de Dibujo natural, Desnudo y Manejo de técnicas
En 2011 recibió el galardón “Josefa Marmolejo de Aldama”, concedido por el Instituto de la Mujer Guanajuatense (IMUG). 
La escultora mexicana quiso en 2014 darse a conocer artísticamente en su localidad natal y presentó en la Casa Municipal de Cultura de Llanes una exposición sobre su trayectoria artística. La muestra, titulada “Arte y Espíritu”, reflejaba la labor que viene desarrollando en lo que se refiere a la temática religiosa.
Entre las esculturas monumentales realizadas por Rosario Rozas en bronce destaca la que hizo de Juan Pablo II para la catedral de León Guanajuato (mide 1,60 x 3,50 x 1,50 metros). Otras esculturas en bronce, terminadas con la misma técnica (a la cera perdida) y siempre en una línea clasicista, se encuentran instaladas en distintos lugares o instituciones de León Guanajuato, como la de San Juan Bosco (5,20 x 2 x 1,20 metros) en la Glorieta de San Juan Bosco; la de la Madre Santísima de la Luz (2 x 3 x 1,10 metros) en el Seminario Conciliar; la de Emigdio Gárate (60 cm. x 2 m. x 60 cm.) en el Colegio Pío X; la de Santa Teresa y el Niño Jesús (1,20 x 2 x 1,20 metros) en el Instituto Jassá; y la de San Pío de Pietreccina (1,20 x 2 x 1 metros) en la parroquia de San Rafael Arcángel. 

Higinio del Río Pérez





Vídeo de la exposición en la 
Casa Municipal de Cultura de Llanes 
(Noviembre, 2014):


Galería fotográfica:




sábado, 1 de noviembre de 2014

TEATRO EN SITIOS INSÓLITOS




OPINIÓN                                                               

 Teatro donde menos se espera

La antigua tienda de Pilar Pérez Bernot en Llanes, insólito espacio para la representación de un monólogo teatral



HIGINIO DEL RÍO PÉREZ


Cuando se dice que la vida es una comedia se está constatando una realidad. En Llanes lo sabemos bien. Las escenificaciones teatrales que nos es dado contemplar a diario no son necesariamente producto de una ficción ni tienen lugar siempre sobre un escenario. Lo de Miguelín Purón, por ejemplo: cuando este legendario jugador de bolos de Noriega, llegaba a un chigre, solía crear una atmósfera de espectáculo, de comicidad espontánea y de arte improvisado y expectante. “Ponme un vasu”, dijo un día con cierto apresuramiento, mientras se introducía, sin más protocolo, en el retrete. “Es él últimu que te sirvo, Miguelín, que ya es muchu lo que debes, así que mira a ver”, advertió la chigrera desde su puesto de combate. Y la voz de Miguelín se oyó entonces con sordina a través de la cortina que tapaba el excusado: “Tengo un asuntu entre manos que, como me salga bien, el primer agujeru que tapo es el tuyu”.

Género chico, vodeviles y sainetes por doquier. La realidad cotidiana (y no hablo solo de la realidad política) tiene mucho de circo, y uno recuerda aquellos martes de mercado, cuando a última hora de la mañana entraba en “La Pilarica” alguna apurada paisanina a comprar un cuarto de café, y comentaba: “Voy con la lengua fuera a coger la línea. Hoy no tuvi tiempo ni pa mear”, y escribía así, sin saberlo, una página costumbrista de Eladio Verde.
El comercio de comestibles que tuvo Pilar Pérez Bernot en la calle Mayor, ha quedado para siempre en la memoria de Llanes. Estrechina y larga (como la calle de la que habla la canción del Bando de la Magdalena) y de reducidas dimensiones, la acreditada tienda, abierta desde 1948 hasta 1989, pionera en la promoción de productos típicos del Concejo, sería hoy el último lugar de la villa que se pudiera concebir como espacio escénico.
El microteatro, sin embargo, que se adapta a todos los rincones de la existencia como esas plantas que logran nacer y crecer entre las grietas de las rocas, se hizo el otro día milagrosamente presente sobre el suelo de piedra del antiguo comercio de la inolvidable Pilar. “La alterada vida de Vincent Price” es el título del monólogo teatral representado allí al final del verano pasado. Con guión y narración de José Luis Rodríguez de la Flor, las peripecias de Vincent Price, reflejo de la zozobra y de la deriva ciega e imprevisible del mundo actual, se mostraron con sabor dulce y amargo a veinte personas (todo lo que podía dar el aforo). Sobre una banqueta y bajo un sugerente chorro de luz, el protagonista se convertía en un narrador ambulante, que recorría bares, centros culturales y chiringuitos y luchaba a duras penas por mantener la dignidad de su vocación artística y sobrevivir. Sobrevivir. Era un náufrago agarrado al clavo de un programa municipal de ayuda y reinserción de artistas del montón, a los que se daba cursos de formación en técnicas para entretener al público en directo: tele-transportación, magia de lejos, mentalismo de cerca... Mucho cuento chino. Mucho humo. Mucho reciclaje vano en la búsqueda del sentido de la vida y de la supervivencia.

José Luis Rodríguez de la Flor, periodista vinculado a la gestión cultural en Madrid, conoce el percal y logra que la obra resulte verosímil. Con tintes de Fellini (del neorrealismo de “La strada” y de “Las noches de Cabiria”), el monólogo fue un sublime homenaje al fracaso y marcó probablemente un hito en Llanes. Por añadidura, sirvió para poner fin a la corta pero intensa etapa del local de alquiler de bicicletas “Torimbia Ocio Natural”, inaugurado por Ramón Rayón en 2013, que había venido a insuflar nueva vida a lo que fue “La Pilarica”. Vida y, ahora, teatro, que al fin y al cabo es lo mismo. 

(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el sábado 1 de noviembre de 2014) 


Enlace con el artículo



jueves, 9 de octubre de 2014

jueves, 11 de septiembre de 2014

DAVID LOCKINGTON DIRIGIÓ A LA OSPA EN LLANES



Dirigida por el británico David Lockington, el 3 de septiembre de 2014 la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias ofreció en la Basílica de Santa María de Llanes un concierto conmemorativo del Bicentenario del nacimiento del político y jurista llanisco José de Posada Herrera (1814-1885), dentro de un programa organizado por la Casa Municipal de Cultura de Llanes.


Fue un concierto muy singular. Se interpretaron obras de Beethoven, Vivaldi, Mendelssohn, Rossini, Kernis, Albéniz y Dvorak, cada una de las cuales fue presentada al público de un modo didáctico, ameno y distendido por componentes de la orquesta.

David Lockington ha desarrollado en los últimos veinticinco años su carrera de dirección en Estados Unidos. Fue nombrado director musical de la Grand Rapids Symphony Orchestra en enero de 1999 y de la Modesto Symphony en mayo de 2007. En marzo de 2013 fue nombrado director musical de la Sinfónica de Pasadena. 
Desde su llegada a los Estados Unidos en 1978, fue director de numerosas orquestas, director asistente de la Sinfónica de Denver, la Ópera de Colorado y director asistente y asociado de la Sinfónica de Baltimore. En 1993 aceptó el cargo de director musical de la Orquesta de Cámara de Ohio. Obtuvo el título de director musical de la Sinfónica de Nuevo México en septiembre de 1995 y fue director musical de la Filarmónica de Long Island desde la temporada 1996-97 a la temporada 1999-2000. Sus compromisos como director invitado han incluido actuaciones con las Sinfónicas de San Luis, Houston, Detroit, Seattle, Toronto, Vancouver, Colorado, Oregon, Phoenix y las Filarmónicas de Búffalo, Rochester y Louisiana; y la Orquesta de Saint Luke en el Carnegie Hall. Internacionalmente, ha dirigido la Northern Sinfonia en Gran Bretaña, la Orquesta Sinfónica de Radiodifusión China en Pekín y Taiwan y la English Chamber Orchestra de gira por Asia.
Había empezado su carrera como violonchelista y fue solista de la Joven Orquesta Nacional de Gran Bretaña. Después de acabar su licenciatura en la Universidad de Cambridge, se trasladó a Estados Unidos con una beca de la Universidad de Yale, donde obtuvo un master en violonchelo y estudió dirección con Otto Werner Mueller. Fue miembro de la Orquesta Sinfónica de New Haven y principal violonchelista asistente durante tres años con la Orquesta Sinfónica de Denver antes de dedicarse a la dirección.


La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias nació en 1991 bajo los auspicios del Gobierno del Principado y es un organismo autónomo de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte.
Heredera de la antigua Orquesta Sinfónica Provincial, cuyos orígenes se remontan a 1939, la OSPA está compuesta por sesenta y nueve profesores de varios países de la Unión Europea, Rusia, Estados Unidos y Latinoamérica. Su actividad principal se articula en torno a las temporadas de conciertos que ofrece cada año en Oviedo, Gijón y Avilés. Por ellas han pasado algunos de los solistas y directores más relevantes del panorama internacional, además de sus directores titulares, Jesse Levine y Maximiano Valdés. Desde septiembre de 2012 asume su titularidad Rossen Milanov. 
De sus giras internacionales destacan las realizadas por México, Chile y China. En 2011 ofreció un concierto ante Benedicto XVI en la Sala de Audiencias del Vaticano, convirtiéndose así en la primera sinfónica española de titularidad pública que ha actuado en la Sala Nervi. En la temporada siguiente, la orquesta se convirtió en la primera institución europea y de la comunidad hispanohablante colaboradora del Carnegie Hall (Programa Link Up). Ha grabado para Classic Concert Records el primer CD de la serie “Diaghilev y los Ballets rusos”.









  

lunes, 4 de agosto de 2014

JOSÉ DE POSADA HERRERA, EL LLANISCO MÁS ILUSTRE DE LA HISTORIA


BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE 
JOSÉ POSADA HERRERA (1814-1885)


Actos conmemorativos en la Casa Municipal de Cultura de Llanes











Imagen tomada del libro
"HISTORIA GENERAL DE ESPAÑA",
de Miguel Morayta, 1894.


domingo, 27 de julio de 2014

RAMÓN BATALLA O RAMÓN PÉREZ BATALLA (1957-2014), UN REPORTERO DE LLANES

El cazador cazado,
mientras cubría
una información
en agosto de 2011.
(Foto: Higinio del Río)


Fotos: 
Higinio del Río Pérez

jueves, 10 de julio de 2014

LLANES: PLAYAS EN PELIGRO DE DESAPARICIÓN POR EFECTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Foto: Emilio G. Cea
(La Nueva España).

Ricardo Anadón Álvarez, catedrático de Ecología de la Universidad de Oviedo, alerta sobre un futuro inquietante a corto plazo.




domingo, 29 de junio de 2014

PANCHO MARTÍN, EN PANCAR, ENTRE ARBITRIOS, PÁJAROS Y CUERDAS DE GUITARRA

Francisco José Martín Quintana
(1918-1994)

Pancho trabajaba en Arbitrios, un servicio municipal cuyo mascarón de proa era la casetuca plantada junto a un plágano entre el “Bar La Gloria” y la estación. El día de mercau, aquella instalación de ladrillo encalado quedaba varada en medio de una marea de viajantes de comercio, aldeanos con el paraguas sujeto en la parte trasera del cuello de la gabardina, y paisanas cargadas de cestos con pollos y bolsas de tela henchidas de jabas, que bajaba del tren arremolinada en un alegre murmullo. Los martes arribaban también las remaqueras a vender cosas a la Plaza, y había que estar atento para que ninguna de ellas dejase de pasar por el fielato, a declarar lo que traían y pagar la tasa correspondiente. El jefe de la oficina que controlaba la entrada de mercancías era José Antonio García González (un buen cazador, al que llamaban “el Furtivu”, o “el Furti”), con despacho en el Ayuntamiento, y con él estaban Pepe Villar Rojo (su segundo) y Tanín, ambos de Poo. Ocupaban la caseta los hermanos pancarinos Tono y Pancho Martín. (… /…)
El entorno del “Bar La Gloria” tenía algo de página del “género chico”, a la que sólo faltaba poner música de Federico Chueca. Mucho antes de que Pancho y su hermano empezaran a trabajar en Arbitrios, aquella caseta puso firme a más de un cristiano. En los años veinte, por ejemplo, Luis Díaz Cantolla (el de la “Relojería Moderna”, sucesor de Celestino Quesada, en la Calle de la Calzada), que traía un jamón serrano, se enrabietó cuando le dijeron lo que tenía que pagar por pasar el embutido. “¡Que qué! ¿Con que sí? ¡Como hay Dios que me lo como aquí mismo!” El impuesto ascendía a casi tanto dinero como lo que le había costado el jamón, así que, ni corto ni perezoso, sacó una navaja y decidió zamparse el embutido él sólo, corta que te corta al lado del andén, antes que soltar un real al erario público. (…/…)
En pleno transcurso de la Segunda Guerra Mundial, funcionaban en el Cuetu varias panaderías de estraperlo. Las remaqueras cernían por los mercados y compraban productos básicos para revenderlos en otros sitios a un precio un poco más alto. Pancho siempre tuvo buen corazón, y con las que estaban más necesitadas hacía la vista gorda. La posguerra duró lo suyo, y seguía presente la amargura de las carencias en muchos hogares. Por la noche, se deslizaban al “charrangue” sombras por entre las vías y vagones del tren, y en diciembre, el Gobierno Civil de la provincia y el Ayuntamiento promovían una “Campaña de Navidad”, para aliviar las necesidades de las familias humildes.
En la casetuca se precintaban las chapas de las matrículas de las bicicletas y de los carros. Era como una torre-vigía del alfoz y una ventana privilegiada al paisaje de gentes en tránsito que emergían alrededor del ferrocarril. Allá iba Felisa “la Colilla”, con un cesto lleno de pescado para venderlo por las casas:
-                  “¡Traigo cornudos fresquísimos! Mire, señorita, guapísima, cómo colean. ¡Cómpremelos, requetesalada!”.
En la galería de una mansión señorial del centro de la villa, una damita poco agraciada se asomaba con un mohín de desprecio:
-                  “No queremos cornudos. No insista usted, Felisa, que ya sabe que los cornudos no nos gustan”.
Y entonces, a Felisa –una de las llaniscas inolvidables- se le subía la adrenalina al moño y daba un giro de ciento ochenta grados a su discurso, mientras acomodaba con remangu la cesta sobre el rueñu y seguía su camino:
-                  “¡Valiente rancia! Bastantes cornudos tenéis ya vosotras en casa. Me cago hasta en la puta tu madre... ¡No te amuela!”.

Allá bajaba también José Villar Villar, “el Mayorazu” de Porrúa, camino del despacho de Santiago González de la Fuente, don Santiaguito:
-                  “¡Hombre, ‘Cacharrín’! ¡Buenos días!”, saludaba “el Mayorazu” al entrar en el bufete de la Calle Nueva.
A “Cacharrín”, que trabajaba como pasante del abogado, no le gustaba que le llamaran así, y protestaba:
-                  “¡Ni ‘Cacharrín’, ni ocho cuartos! ¡Me llamo Manuel Romano Mendoza!”.
-                  “¡Pues el que te puso el mote, que te lu quite, ‘Cacharrín’, que yo bastante hago con caltenételu!”, respondía “el Mayorazu”. (… / …)

“VESPA” Y “CURRITO”

El padre de Pancho, Antonio Martín, había emigrado a México, aunque no con excesiva fortuna. A su regreso abrió una zapatería frente a la Plaza Mayor (años veinte), y suplió la falta de existencias (apenas tenía una docena de pares de zapatos) a base de ingenio y de un instintivo sentido del “marketing”: compró muchas cajas de calzado vacías y las colocó en las estanterías y en el escaparate, para que los clientes percibiesen la abundancia que se le presupone a cualquier “indiano”.
Antonio Martín era alto y usaba cachaba, boina y abrigo. Trabajaba de viajante. Una de sus representaciones era la de la firma navarra o vasca “Lampreabe”, que hacía chirucas, corizas, chanclos y madreñas de goma, nada menos (a Antonio, por este motivo, también le pusieron un mote: “¡Ahí llega ‘Lampreabe’!”, decía la gente). Otra, la de una fábrica de embutidos de Noreña. Contaba chistes y cosas que a los críos nos fascinaban. En “La Pilarica”, la tienda de ultramarinos que tenía mi madre en la Calle Mayor, uno de los “números” más brillantes de Antonio era cuando sacaba el pañuelo, lo ponía sobre su mano izquierda, cerrada en un puño, colocaba unos ojos postizos entre los dedos, y lo que allí veíamos, talmente, era la cara de una vieja desdentada, un muñeco de guiñol. Entre col y col, nos dibujaba un gochín, con el rabu en espiral, o “un seis y un cuatro, la cara de tu retrato”, que nunca se nos olvidaría.
Los críos de entonces no estábamos contaminados por las televisiones y los videojuegos. Eramos probes, pero seguramente más felices con nuestros calzones recosidos y nuestras pistolas de restañones. Privados aún de la alta tecnología digital, de aquélla reinaba una gozosa inocencia sobre las primaveras, los veranos, los otoños y los inviernos de nuestra Arcadia: había inocencia al “torear” las olas en el Sablín; la había igualmente al ir a manzanas, a cámbaros y a grillos; al sacar los domingos una entrada de “gallineru” en el “Benavente”; al jugar al escondite en la Callejina de las Brujas; al intercambiar cromos de “Chocolate La Cibeles”; al rebuscar libros “con santos” (ilustraciones) en la librería de Joaquina García, donde está ahora Rosa Rozas, en la Calle del Castillo; al jugar a las canicas en el muelle, cerca de la tertulia de “la Carrilana”; al bailar el “Musulmé” al pie de la Rula; y al recoger en la iglesia, cada 6 de enero, el juguete de cartón que nos habían dejado los Reyes a los de la catequésis... Cuando se oían truenos y se iba la luz, los sabios y respetados abueletes que teníamos alrededor –Antonio Martín, “verbi gracia”- nos contaban los mismos cuentos que les habían contado a ellos de chicos: “Los angelinos están jugando a los bolos. No os preocupéis”. Cuando llovía, había también una explicación convincente: “Hoy a los ángeles les dio por mear”. Y en vísperas de la Epifanía, divisábamos en el Cuera las hogueras de la comitiva de los Reyes Magos, que se iba acercando a la villa, oíamos los relinchos de los camellos y poníamos en la ventana una jarra con leche...
Pancho poseía una “Vespa” y un perrín negru muy listu -“Currito”-, que le hacía recados (le iba a buscar el periódico). En la moto, el can iba más ancho que un pachá, y cuando le hablaban atendía como si lo entendiera todo.
Pancho alternaba con muchos parroquianos, que se acercaban a él atraídos como por un imán. Uno de aquellos compañeros de ingenuo hedonismo era Miguelín Purón. Con Miguelín iba de juerga unas veces en la “Vespa”, y otras los llevaba a los dos por ahí Luis Dosal “el Pierce”, un taxista de Boquerizu que no tenía nunca prisa al volante, a bordo de un “Fiat” matriculado en el año 1902 (un vehículo que duraría, tan guapamente, hasta 1952).
Pancho era simpático, generoso y respetuoso, y supo disfrutar de los pequeños placeres de la vida: el bosque, el canto del cericu, la música, las truchas, las tertulias, las caminatas, la buena mesa ... (… / …)
Igual que Schweyk, el personaje de Brecht, había sido sorprendido en medio de una tormenta fratricida (en la Guerra Civil estuvo primero en las filas republicanas, en el frente de Oviedo, y luego con los nacionales en las batallas de Teruel, y regresó del frente muy enfermo). Pero aquéllo fue sólo un paréntesis en la aventura placentera de su vida, a lo largo de la cual desplegó una personalidad polifacética y bohemia. Fue pescador de río y cazador; guitarrista y profesor de guitarra, taxidermista (hasta que le denunciaron y tuvo que dejarlo), micólogo y ocasional concursante del tiro al plato en Malzapatu; participó en partidas contra los lobos; embadurnado de betún, hizo de “Baltasar” en la Cabalgata de los Reyes Magos (experiencia de la que le quedaría el recuerdo de la meada de un críu al que cogió en brazos); y también fue montañero, y como tal protagonizó una hazaña: el 17 de junio de 1949, Antonio “el Santu”, Domingo Muñoz, de Posada, y él, teniendo como guía al cabraliegu Alfonso Martínez Pérez, emprendieron desde Camarmeña la escalada al “Naranjo de Bulnes”, y consiguieron coronarlo nueve horas y media después. Fueron los primeros llaniscos en alcanzar la mítica cresta.

LA GUITARRA A CUESTAS

Unos gitanos le habían enseñado a tocar la guitarra. Tras regresar de la Guerra, aprendió algo de Solfeo durante una prolongada convalecencia. Luego, hasta que los dedos perdieron agilidad, fue maestro de muchos rapaces que querían ser guitarristas. (… / …)
En 1963, llegó a sus oídos que un muchacho de origen poíco, Manuel López Monteserín, que acababa de superar en Madrid el sexto curso de Guitarra, estaba de vacaciones en Poo. A Pancho le faltó tiempo para ir a conocerle, e hicieron enseguida buenas migas. Interpretaban a dúo obras de Fernando Sor, Carulli y Tárrega, en el salonín o en la terraza de la casa de Pancar, dependiendo del tiempo. Por aquella época, Pancho acudía al Palacio del “Coju de la Guía” a dar clases particulares a Sisita Saro y a Teresa Ramallo, prima de aquélla. Llevaba en la moto a Monteserín, y en el gran salón de “Villa Vicenta” tocaban juntos ante la atenta mirada de Sisita y de su madre. Allí nacería el noviazgo entre Sisita y Manuel Monteserín, que luego contraerían matrimonio. Monteserín –un notable artista pintor- acabó decantándose por el violín, y fue entonces cuando se improvisaron en casa de Pancho dúos, e incluso tríos, con la participación de Paco Armas, repasando partituras de Corelli entre pájaros disecados. (A disecar animales se puso Pancho en serio a raíz de que Tinín “el de La India” le regalara un manual de taxidermia, editado por el “Instituto Jungla”. Al cabo de un tiempo era corriente ver cómo la gente le llevaba a la caseta del fielato pájaros y alimañas para que los hiciera eternos, y él mismo fue coleccionando poco a poco docenas de piezas, que parecían estar vivas).