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domingo, 21 de diciembre de 2014

LILIÁN DE CELIS: ARTISTA ESPAÑOLA, GLORIA DE ASTURIAS




LILIÁN DE CELIS

Las cupletistas, las buenas cupletistas, escasean, pero siempre han tenido cuerda para rato, fieles al guión de violeteras, de modistillas, de leandras y reinas del Paralelo. Fueron la respuesta de plumas y lentejuelas al pesimismo sartriano y prohibido del otro lado de los Pirineos. Verbo y carne de pecado venial. Suspiros de España. Pasodoble, sangre y arena.

La guapa asturiana Lilián de Celis, quizá la más representativa de todas ellas, con una trayectoria artística de más de cincuenta años, continúa trabajando duro y llena de vida. Podría decir lo mismo que Billy Wilder: “No tengo ninguna intención de retirarme. Por lo que a mí respecta, el baile no ha hecho más que empezar”.
La Filmoteca de Asturias y varios ayuntamientos están programando durante estos meses ciclos dedicados a Lilián Ángela de Celis Collía, la heredera de Raquel Meller. Es ahora cuando esta actriz y cantante de Fíos (concejo de Parres) está teniendo más oportunidades de actuar para sus paisanos, después de haber corrido mucho mundo. Ajena a la tropa cagalera de la prensa del corazón, presume de que una calle de Arriondas lleva su nombre y se entrega a la experiencia de fundirse con el público de su tierra en los coliseos más lujosos y en las casas de cultura más modestas. Canta y ríe con la gente, presenta sus películas y relata anécdotas de los rodajes. “Es la actriz asturiana con una mayor proyección internacional”, certifica Juan Bonifacio Lorenzo Benavente, director de la Filmoteca.
Artista culta, valiente, irónica y de férrea autodisciplina, Lilián de Celis nunca tuvo pelos en la lengua. “Usted, señor mío, está completamente errado. Y no le digo cómo se escribe esta palabra”, le soltó una vez a un concejal de dura mollera. Empezó su carrera en Radio Madrid, en cuyo estudio de Gran Vía cantaba acompañada por la orquesta del maestro Indalecio Cisneros, su descubridor. Debutó en el Circo Price y cosechó enseguida un éxito apoteósico en el Teatro Albéniz. De su currículum cinematográfico -que se desarrolló en España y en América, sobre todo en México-, pudimos ver recientemente en Llanes “Aquellos tiempos del cuplé” (su debú en 1958, en la película española de más alto presupuesto entonces) y “Alma aragonesa” (1960, de José Ochoa), entre otras joyas. En las primeras filas, antiguos emigrantes llaniscos a tierras aztecas mostraban fotos que se habían hecho con ella hace cuarenta años. “Tal como la vemos ahora, tan sencilla y tan sublime, así era allá esta gran mujer en su época de esplendor. Los mexicanos la adoran”, decía uno de ellos, José Manuel Suárez, de “los del Rubiu”, exultante por el reencuentro con una diva de las de verdad.


Higinio del Río
(LA NUEVA ESPAÑA. Sábado, 11 de junio de 2005).



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