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jueves, 21 de marzo de 2013

POO, CON UN PAR

Monumento a Egidio Gavito,
en la importante localidad llanisca
de Poo.
(Fotografía sacada del libro
"Llanes y América. Cultura, 
arte y sociedad",
de María Cruz Morales Saro).


A alguien se le ocurrió intentar despojar a POO de una O, pero le salió el tiru por la culata. Sustraer esa O de la idiosincrasia de un pueblo no es posible, ni por las buenas ni por las malas.
En las señales e indicadores de acceso a la localidad, se notan aún, de vez en cuando, restos de la refriega: esporádicamente, alguien, a escondidas, tacha (en un esfuerzo inútil) la segunda O del topónimo, y a continuación, los poícos restituyen al instante lo que les pertenece, con la energía irreductible del amor propio.  

                                                                                                                                        Higinio del Río

     OPINIÓN  
  

Poo, con un par

HIGINIO DEL RÍO PÉREZ

Un cierto concepto o amago de rebeldía ciudadana parece estar cobrando en la localidad de Poo, a kilómetro y medio de Llanes, un tono épico y lírico que empieza a dejarse notar. Algo hay allí que lleva y que trae cantos de guerra incruenta y tribal, pero guerra o guerrina al fin y al cabo (que no se olvide), publicitada en camisetas, carteles y pegatinas.
Una “o” puede ser casi la mitad de un nombre o de un apellido. Por eso Poo se opone a que, en aplicación de la nueva toponimia oficial, se le quite de un plumazo una de sus dos vocales, un trozo de su DNI, que es una marca identitaria desde tiempo inmemorial. Una simple “o” es capaz de movilizar el amor propio y el patriotismo chico, de modo que los poícos han decidido sacar un eslogan de protesta: “Poo, con un par”, que es su grito bélico e irrenunciable.
Si, hace 40 años, el Centro de Iniciativas y Turismo había popularizado el lema “Llanes, 30 playas” -un mensaje turístico redondo, encumbrado ya en la historia-, ahora los turistas van a poder adquirir como ‘souvenir’ niquis con una consigna impresa no menos redonda e histórica: “Poo, con un par”, ideada por alguien que aún no sabemos quien es pero que desmuestra tener más imaginación que el que lanzó la exitosa cursilería de “I love New York” (1).
Poo luce activos muy singulares. “Su iglesia, cementerio y escuelas no tienen igual en ninguna aldea asturiana”, apuntaba Francisco Mijares Mijares en un libro fundamental publicado en 1904: “Monografía geográfico-histórica del concejo de Llanes” (2); Poo fue la cuna de Egidio Gavito (1829-1910), quizá el más grande de los alcaldes que ha tenido Llanes (a él se deben el hospital municipal, el abastecimiento de agua potable a la villa y la electrificación del alumbrado); en su fiesta mayor de Nuestra Señora, cada 15 de agosto, Poo aporta -al igual que Andrín- la romería que le falta a la festividad patronal de la capital del municipio (Santa María de Llanes), que se celebra el mismo día, pero sólo con una misa solemne y una procesión; desde los primeros años del siglo pasado, y gracias a los indianos, la localidad posee un conjunto cívico muy notable, compuesto por las escuelas, la bolera cubierta y el casino (“una dotación tan novedosa que ni Llanes la tenía aún”, según la profesora María Cruz Morales (3)); cuenta asimismo con “La Javariega”, uno de los mejores edificios concebidos por el arquitecto Manuel del Busto, y con el “Palu de Poo” y con una estatua sublime esculpida por Sebastián Miranda y con tres playas de aúpa y con un afamado torneo de bolo palma para veteranos... Pero, además de estas señas de identidad, Poo lo que tiene es un par de “os” como dos soles.
El eslogan puesto ahora en órbita por los poícos ha emergido espontáneamente, poderosamente, y arrastra un clamor unánime. Sin duda, los 59 vecinos que tenía este pueblo en 1591; los 122 que se contabilizaban a finales del siglo XVIII y los 650 censados en la zona en 1891 (después de que en 1849 se convirtiese en “vicaría independiente y parroquia de entrada”, en palabras del citado Francisco Mijares (4)) lo habrían respaldado con idéntico entusiasmo. Poo tiene hoy 300 habitantes -tantos como los espartanos de esa película de Zack Snyder que recrea la batalla de las Termópilas- y constituyen para los mandamases de la política lingüística del Principado un hueso imposible de roer.

(Diario LA NUEVA ESPAÑA, martes, 10 de abril de 2007)



1.        El autor del diseño de la pegatina fue Juan José Merodio.
2.        MIJARES MIJARES, Francisco. “Monografía geográfico-histórica del concejo de Llanes”. Pag. 65. Temas Llanes nº 37. Ed. “El Oriente de Asturias”. Llanes, 1987.
3.        MORALES SARO, María Cruz. “Llanes y América. Cultura, arte y sociedad”. Pag. 189. Ayuntamiento de Llanes-Editorial Porrúa. México, 1999.

4.        MIJARES MIJARES, Francisco. Op. cit., pag. 65.


La Javariega, obra del arquitecto
Manuel del Busto.
(Imagen extraída también del libro
de la profesora Morales Saro).


Serie de fotografías realizadas por 
Margarita Alonso Sáiz:






Vídeo de Javier Blanco:

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