Se ha hecho a sí misma agarrando el azadón con una mano y un libro con la
otra. Desde el tiempo robado al sueño y a la noche, desde sus horas cargadas de
lluvia y de silencio, la
Galana ha cantado a las fiestas, a las estaciones del año, a
la sidra, a las jabas y a las madreñas. Su pluma se sabe autodidacta y modesta
pero está empapada del espíritu de los mejores poetas de por aquí, como Ángel
de la Moría y
Amable González Abín: “Una juente
escondida/ ruxe y murmura/ abandonada na espesura;/ era aquella juentina que
más manaba/ n’onde los mios güelinos/ coyían jerradas,/ sollute entre jelechu/
entre l’espinu,/ allí ta apollerada/ xunta’l caminu./ Nun la llimpian nin
cuidan/ nin tien consuelu,/ ¡esa juente escondida,/ la del Piñuelu!”.
Como aquella fuente de la que habla con elegante sencillez de estilo, los
trabajos literarios de Dolores Sánchez han manado hasta ahora
desapercibidamente, silenciosamente, pese a que lleva algunos años sacándolos a
la luz en los semanarios de la zona. Su obra iba tomando cuerpo, pero parecía
condenada a no trascender a un mercado de lectores. A lo más, como hizo en
1999, podría acudir al recurso de encuadernar con depósito legal varios juegos
de sus poemas fotocopiados, y distribuirlos ella misma por casas de cultura y
bibliotecas. De repente, en el fragor de una época en la que la prueba más
elevada de romanticismo consiste en tragar sin pestañear los culebrones de la
tele, la suerte le ha empezado a cambiar, por fin: en 2001, la editorial
“Trabe” publicó el cuidado volumen títulado “Manoyos escoyíos” -el primer libro
de “La Galana”-,
dentro de la colección “Xente de casa”, y recientemente, el Centro Asturiano de
Madrid le ha concedido el “Urogallo de bronce” en la modalidad de bable. Hora
era de que se empezara a prestar un poco de atención a esta campesina curtida
de rimas, soledades y labranzas.
Higinio
del Río
(Del artículo “La Galana”, publicado en LA NUEVA ESPAÑA el 28 de enero de
2003)
Junto a su madre, Juanina, la del Estancu.
Archivo de H. del Río).
Cosme Sordo Obeso
(Porrúa, 1929 - Llanes, 2013)
Tenía
cara de haber nacido para ser presidente de algo. En 1947, después de hacer el
Bachillerato en Llanes, se marchó a Madrid, donde se licenció en Ciencias
Matemáticas, y en 1960 iniciaría su marathon profesional. Subió siempre los
peldaños con hambre de balón. En 1967 llegó a la presidencia de la Agrupación Nacional
de Desguazadores de Buques, puesto para el que fue reelegido tres veces.
España, en esos años, era de las primeras potencias mundiales en el asunto del
desguace. En 1978 se estrena como directivo de “Confemetal”, la patronal del
metal. Formaría parte del consejo de administración de varias empresas
inmobiliarias, de seguros, marítimas y siderúrgicas, y fue también
vicepresidente de la
Sociedad Cervantina y vocal de la Liga Naval.
Pero es en la historia de las casas regionales
españolas donde habrá un antes y un después de este porruano. Hasta que él
apareció en escena, puede decirse que esas entidades languidecían.
Cuando Cosme se incorporó a él en 1974, el Centro
Asturiano de Madrid (C. A. M.) tenía 900 socios y un presupuestucu de millón y
medio de pesetas. Veinte años después, estaban presupuestados 250 millones y se
contaba con 14.000 asociados. Llanisco como José de Posada Herrera, el político
decimonónico que fue el primer presidente del C.A.M. en 1881, Cosme introdujo modernos criterios de gestión; democratizó sus estructuras; programó una variada
actividad cultural; tuvo buena vista para meter en su Junta Directiva a
potenciales adversarios que podrían darle la lata en la oposición y supo -por
el bien de la entidad- arrimarse a los soles políticos que más calentaban.
Para llevar a cabo el proyecto de lo que habría de
ser la primera “embajada” de una comunidad autónoma en la Villa y Corte, tuvo el apoyo
de gentes como el general Sabino Fernández Campo, secretario de la Casa del Rey, y los dos
primeros presidentes del Principado, Rafael Fernández Alvarez y Pedro de
Silva. Consiguió un inmueble en pleno centro de Madrid,
que sería el “Edificio Asturias”, y más tarde una espléndida finca de recreo de
160.000
metros cuadrados. En total, un patrimonio de más de dos
mil millones de pesetas.
Higinio del Río
Homenaje póstumo en la Casa Municipal de Cultura de Llanes
Monumento a Egidio Gavito,
en la importante localidad llanisca
de Poo.
(Fotografía sacada del libro "Llanes y América. Cultura, arte y sociedad",
de María Cruz Morales Saro).
A alguien se le ocurrió intentar despojar a POO de una O, pero le salió el
tiru por la culata. Sustraer esa O de la idiosincrasia de un pueblo no es posible, ni por las buenas ni por las malas.
En las señales e indicadores de acceso a la localidad, se notan
aún, de vez en cuando, restos de la refriega: esporádicamente,
alguien, a escondidas, tacha (en un esfuerzo inútil) la segunda O
del topónimo, y a continuación, los poícos restituyen al instante lo que les pertenece, con la energía irreductible del amor propio.
Higinio del Río
OPINIÓN
Poo, con un par
HIGINIO DEL
RÍO PÉREZ
Un cierto
concepto o amago de rebeldía ciudadana parece estar cobrando en la localidad de
Poo, a kilómetro y medio de Llanes, un tono épico y lírico que empieza a
dejarse notar. Algo hay allí que lleva y que trae cantos de guerra incruenta y
tribal, pero guerra o guerrina al fin y al cabo (que no se olvide), publicitada
en camisetas, carteles y pegatinas.
Una “o”
puede ser casi la mitad de un nombre o de un apellido. Por eso Poo se opone a
que, en aplicación de la nueva toponimia oficial, se le quite de un plumazo una
de sus dos vocales, un trozo de su DNI, que es una marca identitaria desde
tiempo inmemorial. Una simple “o” es capaz de movilizar el amor propio y el
patriotismo chico, de modo que los poícos han decidido sacar un eslogan de
protesta: “Poo, con un par”, que es su grito bélico e irrenunciable.
Si, hace 40
años, el Centro de Iniciativas y Turismo había popularizado el lema “Llanes, 30
playas” -un mensaje turístico redondo, encumbrado ya en la historia-, ahora los
turistas van a poder adquirir como ‘souvenir’ niquis con una consigna impresa
no menos redonda e histórica: “Poo, con un par”, ideada por alguien que aún no
sabemos quien es pero que desmuestra tener más imaginación que el que lanzó la
exitosa cursilería de “I love New York” (1).
Poo luce
activos muy singulares. “Su iglesia,
cementerio y escuelas no tienen igual en ninguna aldea asturiana”, apuntaba
Francisco Mijares Mijares en un libro fundamental publicado en 1904:
“Monografía geográfico-histórica del concejo de Llanes” (2); Poo fue
la cuna de Egidio Gavito (1829-1910), quizá el más grande de los alcaldes que
ha tenido Llanes (a él se deben el hospital municipal, el abastecimiento de
agua potable a la villa y la electrificación del alumbrado); en su fiesta mayor
de Nuestra Señora, cada 15 de agosto, Poo aporta -al igual que Andrín- la
romería que le falta a la festividad patronal de la capital del municipio
(Santa María de Llanes), que se celebra el mismo día, pero sólo con una misa
solemne y una procesión; desde los primeros años del siglo pasado, y gracias a
los indianos, la localidad posee un conjunto cívico muy notable, compuesto por
las escuelas, la bolera cubierta y el casino (“una dotación tan novedosa que ni Llanes la tenía aún”, según la
profesora María Cruz Morales (3)); cuenta asimismo con “La Javariega”, uno de los
mejores edificios concebidos por el arquitecto Manuel del Busto, y con el “Palu
de Poo” y con una estatua sublime esculpida por Sebastián Miranda y con tres playas
de aúpa y con un afamado torneo de bolo palma para veteranos... Pero, además de
estas señas de identidad, Poo lo que tiene es un par de “os” como dos soles.
El eslogan
puesto ahora en órbita por los poícos ha emergido espontáneamente,
poderosamente, y arrastra un clamor unánime. Sin duda, los 59 vecinos que tenía
este pueblo en 1591; los 122 que se contabilizaban a finales del siglo XVIII y
los 650 censados en la zona en 1891 (después de que en 1849 se convirtiese en “vicaría independiente y parroquia de
entrada”, en palabras del citado Francisco Mijares (4)) lo
habrían respaldado con idéntico entusiasmo. Poo tiene hoy 300 habitantes
-tantos como los espartanos de esa película de Zack Snyder que recrea la
batalla de las Termópilas- y constituyen para los mandamases de la política
lingüística del Principado un hueso imposible de roer.
(Diario LA NUEVA ESPAÑA, martes, 10 de
abril de 2007)
1.El autor del diseño de la pegatina fue Juan José
Merodio.
2.MIJARES MIJARES, Francisco. “Monografía geográfico-histórica
del concejo de Llanes”. Pag. 65. Temas Llanes nº 37. Ed. “El Oriente de
Asturias”. Llanes, 1987.
3.MORALES SARO, María Cruz. “Llanes y América.
Cultura, arte y sociedad”. Pag. 189. Ayuntamiento de Llanes-Editorial Porrúa.
México, 1999.
4.MIJARES MIJARES, Francisco. Op. cit., pag. 65.
La Javariega, obra del arquitecto Manuel del Busto.
(Imagen extraída también del libro
de la profesora Morales Saro).
Al principio, Victoriano Cortázar Pérez se interesó mucho por el surrealismo. Su referente era Dalí. Luego se pondría a pintar paisajes y rincones urbanos (imaginados, en algún caso), empleando texturas con
distintos materiales. Se sintió atraído después por el informalismo, identificado con el Grupo El
Paso y con la obra de artistas como Saura, Millares, Lucio Muñoz,
Canogar, Luis Feito, Tápies, Guinovart y Miquel Barceló.
Lienzo, madera, papel, cartón, óleo, acrílicos,
pigmentos, tierras, madera, arpillera … Sin una idea preconcebida, expresa
sentimientos y emociones libremente, explorando la materia y guiado por lo que le
van sugiriendo las formas, manchas y texturas.
Exposiciones individuales más destacadas: Instituto Egipcio de Estudios Islámicos (1998), Sala Massó-Arte 10 (1999) y Galería Jardín de Serrano (2010 y 2011),
todas ellas en Madrid. En agosto de 2012 expuso su obra en la Casa Municipal de
Cultura de Llanes, dentro del Ciclo
Estival de Artes Plásticas del Ayuntamiento llanisco.
He aquí un vídeo tomado con mi móvil. No tiene mayores pretensiones, ni la calidad suficiente, pero en su modestia creo que transmite fielmente la paz de un momento, vivido serenamente, en uno de mis parajes preferidos.
La compañía de mi hermano, la circunstancia de un domingo soleado (el 3 de marzo de 2013) y la proximidad de la mar en calma componen el simple argumento que da vida a estas imágenes. Un paisaje casi tropical en una mañana de ¿invierno?
La ilustración musical que propongo (para escucharla simultáneamente, mientras se ve la filmación en pequeño formato) es alegre y melancólica, y trae buenos recuerdos, igual que la brisa que nos acompañó aquella mañana de domingo. He elegido el tema "Catwalk", del guitarrista norteamericano Chris Standring.